Liz Torres, actual coordinadora de la oenegé Callescuela, dice que salvo contadas excepciones, la mayoría de los candidatos a intendente y a concejales desconocen la situación de los niños y adolescentes en los territorios municipales que pretenden administrar. Por lo tanto, tampoco los colocan en el centro del debate ni en sus plataformas electorales. Ella considera esto una falta de visión política, porque si pensaran sobre la importancia que tienen los niños y niñas para los adultos, sería diferente, “creo que hasta ganarían más votos”, afirma. Como consecuencia de que la población menor de 18 años no esté en la centralidad de sus agendas, luego en las gestiones municipales la niñez y la adolescencia prácticamente están invisibilizadas y por lo tanto, no existen planes, proyectos ni presupuesto para la promoción y protección de sus derechos.
–¿Es una percepción o efectivamente la situación de los niños y los adolescentes una vez más está ausente no solo en el debate sino en las propuestas de los candidatos y candidatas a intendente y a las concejalías municipales?
–En las campañas electorales faltan propuestas en general. Es una deficiencia que históricamente existe en nuestro país por la cultura prebendaria, clientelar y muy partidista en términos electorales. Esto se profundiza aún más cuando se trata de temáticas sociales que son sensibles, como las de la niñez y la adolescencia, población que, como no vota, es excluida de los esbozos de líneas de compromiso de parte de los candidatos. Con excepciones, existen algunas propuestas interesantes y no siempre son las que llegan a ganar.
En concreto, la centralidad no está puesta en los niños, no solo porque no votan sino por una falta de visión política, porque si los candidatos pensaran profundamente sobre la importancia que tienen los niños y niñas para los adultos, sería diferente, creo que ganarían más votos.
Por la experiencia que tenemos en las comunidades, más allá de todas las diferencias que la gente tiene, normalmente se une en torno a su niño o a su niña, cuando necesita alimentarlo/a y enviarle a la escuela. Es el punto de unión dentro de una comunidad. Si aseguraran el bienestar integral de los niños y niñas, los candidatos obtendrían aún más votos.
–¿Qué pasa si no se visibilizan los temas vinculados con la niñez y adolescencia. En qué se traduce esto para los gobiernos locales?
–En la ausencia de inversión, en la total dejadez en cuanto a fortalecer los procesos de institucionalización que tenemos comprometidos a través de convenios internacionales y de leyes nacionales.
Se traduce en la ausencia total de las voces de los mismos sujetos de derechos. Dentro del ámbito municipal hay una exclusión importante de esa población mayoritaria que son los niños, niñas y adolescentes. Cuando se los invisibiliza se profundizan problemas muy graves como las que hemos visto en estos días por los medios de comunicación. Y lo más grave es que no vamos a poder pensar en un desarrollo real de nuestros municipios, porque no se está poniendo la mirada en esos pobladores mayoritarios de esos territorios que están administrando o quieren administrar.
Por otro lado tenemos a los adolescentes, una población que hace años nos viene interpelando con su realidad. Lo único que vemos normalmente sobre ellos en las noticias es como en los diferentes barrios y municipios pululan el microtráfico de drogas y los adolescentes son los que caen en el uso de drogas, como única perspectiva que a veces tienen en su proyecto de vida. ¿Se imaginan si las administraciones municipales contaran con un programa para contratarlos a ellos y a los jóvenes para las tareas comunitarias y del municipio?
–¿Afecta esto al Sistema Nacional de Protección y Promoción Integral a la Niñez y Adolescencia (sippina)?
–Hay un total desconocimiento también de parte de los que gobiernan, por lo general, de sus responsabilidades. No conocen el Sippina ni las realidades de su territorio, porque para ellos está invisibilizada esta población (niños y adolescentes). Claro, desde la campaña electoral no las consideraron, entonces en muchos casos no saben siquiera cuantos hogares de abrigo están funcionando en su territorio. Hay intendentes que no saben que son los responsables directos de la habilitación de los hogares abrigo. No saben cuántos niños habitan su territorio, qué población menor de 18 tienen. No tienen mapeados la existencia de comunidades de otras culturas.
Sin embargo, aunque pocas, existen buenas prácticas de algunos gobiernos locales que tienen apoyo y voluntad política. Además porque creo que la intención es que se valore la importancia y relevancia del Sippina y en especial de las Consejerías Municipales por los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (Codeni), del esfuerzo que hasta en solitario hacen estas, aun no habiendo la responsabilidad y el compromiso de las máximas autoridades.
–¿Qué se debería preguntar a cada candidato a intendente?
–Si saben cuántos niños habitan en el territorio municipal que aspiran administrar. Qué tipo de poblaciones habitan en el municipio. Cuántos son adolescentes y jóvenes en edad de trabajar. Tanto se habla de lo importante que es el bono demográfico.
Además, cuál es su intención respecto a la instalación de los órganos de protección y promoción de los derechos del niño, como el Consejo Municipal de la Niñez, la Codeni. Sobre esta última, qué presupuesto le asignaría y cómo va a seleccionar al responsable de esta instancia.
También si tiene pensado algún mecanismo y planes de participación para los niños y adolescentes. Qué opina con relacional Plan Nacional de la Niñez y al proceso que se está impulsando. Esto es clave, porque si no se tiene el Sippina y sin un Plan Nacional, qué es lo que van a bajar al territorio municipal.
Hay un desconocimiento por parte de la población del Sistema de Protección Integral, de la Ley Orgánica Municipal y de las competencias que tienen tanto los que gobiernan el municipio como los que pueblan su territorio.
Las Codenis son los órganos operativos de llegadas directas, tienen un poder demasiado grande por ley. Deberían tener un alto nivel de importancia dentro del organigrama de las municipalidades.
LIZ TORRES HERRERA
Es activista social y ex ministra de la Niñez y Adolescencia (2009-2012). Es docente con especialización en niños/as con discapacidad y socióloga por la Universidad Católica de Asunción. Desde 1991 es integrante de la Asociación Callescuela, y actualmente es coordinadora. Posee una amplia trayectoria de trabajo en organizaciones sociales con énfasis en DDHH, gestión y monitoreo de proyectos.