Expresando comunitariamente el adiós a las víctimas de la pandemia en Paraguay, ayer en las parroquias de la Arquidiócesis de Asunción y en la Catedral Metropolitana, los amigos y familiares confiaron de manera especial los nombres de los hermanos difuntos durante una misa réquiem.
Esta es la segunda celebración eucarística que acompaña a las familias que perdieron a un ser querido y que, por los condicionamientos impuestos en este tiempo de pandemia, no han podido despedirse ni encomendarlo a la misericordia de Dios, manifestó monseñor Edmundo Valenzuela Mellid, arzobispo de Asunción, quien presidió la misa en la Catedral.
Esta vez, la misa por los difuntos se extendió a las parroquias de la Arquidiócesis. Los familiares pudieron acercar alguna fotografía de sus seres queridos fallecidos para colocarlas en un espacio preparado. También se colocaron a los pies de la Virgen los nombres de los difuntos.
‘‘La imposibilidad de realizar nuestra tradición con gestos y rituales según la tradición cristiana representó una enorme herida, un desgarro intolerable de nuestra forma de velar por los muertos y como sociedad hemos sentido un cierto atropello a nuestra identidad histórica porque ni siquiera se ha podido llorar a nuestros muertos. Hemos sufrido la falta de nuestras costumbres funerarias, las exequias y entierros normales’’, reflexionó el arzobispo durante su homilía.
Sostuvo que la pandemia representó una amenaza real a la integración social fundada sobre el culto a los muertos y lamentó que en la sociedad tan cristiana no pudo evitarse el hundimiento de la convivencia familiar y no se pudo proteger ‘‘una tradición de las más sagradas, como es el enterrar a los muertos con dignidad cristiana y en la esperanza de la vida eterna’’.
El religioso afirmó que si bien la gente no pudo despedirse del cuerpo del fallecido, muchos aprovecharon las redes sociales para hacer memoria de ellos como si aún estuvieran vivos.
Hasta ayer, más de 13.900 personas fallecieron por Covid-19 en el país, según Salud.