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“Como consejera del Gobierno de Corea, mi objetivo es promover en la región la importancia de la unificación pacífica de la península coreana”, explica Mi Ra Kim.
Por otra parte, en la Escuela Coreana dice que busca preservar la identidad cultural de las generaciones descendientes de la inmigración coreana en Paraguay.
A lo largo de su trayectoria, Mi Ra Kim ocupó varios cargos dirigenciales como presidenta en la Asociación de Profesionales Coreanos del Paraguay, la Federación de Inmigrantes del Paraguay y en la Asociación Coreana del Paraguay.
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Su historia, como la de muchos coreanos inmigrantes en Paraguay comenzó con la llegada de sus padres, quienes emigraron en busca de oportunidades y estabilidad económica. La actual abogada y escribana pública creció así entre dos culturas: “La coreana, con sus valores de disciplina y esfuerzo y la paraguaya, con su calidez y espíritu solidario”, según sus propias palabras.
La fusión de culturas marcó una profunda huella en la profesional y fue así como con el tiempo entendió que “su papel natural sería servir de puente entre ambos países: Fomentar la integración, promover el entendimiento cultural y acompañar el desarrollo de nuestra colectividad como parte activa de la sociedad paraguaya”, según ella misión que sigue vigente hasta hoy.
6O años de la inmigración coreana en Paraguay
Este año se cumplen seis décadas de la ola migratoria coreana al Paraguay y, en ese sentido, Mi Ra Kim cree que como otros de sus coterráneos echó profundas raíces en nuestro país y, por lo tanto, pudo retribuir el acogimiento con sus contribuciones. Así, considera que son tres ejes fundamentales que marcan a su contribución con la comunidad: Fortalecimiento institucional con la formalización de organizaciones, elaboración de estatutos, procesos de transición dirigencial y promoción de la transparencia en la gestión comunitaria; la articulación jurídica e integración cultural entre Corea y Paraguay, acompañando a empresas, familias e instituciones para que comprendan y respeten el marco legal paraguayo y, a su vez, a las autoridades locales para que conozcan mejor la cultura coreana; colaboración en proyectos educativos, sociales y culturales, tanto desde la Escuela Coreana como otras asociaciones, impulsa actividades que integran a jóvenes paraguayos y coreanos.
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Así también, señala que asiste en iniciativas solidarias y en proyectos de intercambio cultural, como el Hallyu que consiste en la Ola Coreana: Un fenómeno cultural global que describe la expansión e influencia de la cultura de Corea del Sur en el mundo. “Mi motivación principal es contribuir a una comunidad integrada, respetada y capaz de aportar positivamente al país que nos recibió con los brazos abiertos, asegura. Añade también que la mueve el deseo de que los jóvenes coreano-paraguayos se sientan orgullosos de sus raíces y plenamente parte de la sociedad paraguaya.
“Mi familia es mi motor”
Amén de todas las justificaciones anteriores sobre lo que la motiva a seguir con su labor, dice lo siguiente: “Mi familia es el motor que impulsa cada proyecto y cada desafío que asumo”. Mi Ra Kim es madre y, por lo tanto, considera que es el rol que le genera una de las mayores fuentes de orgullo y motivación en su vida.
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Sobre sus padres comenta que ambos viven aún en Paraguay eso es lo que ha fortalecido su identidad bicultural. Sin embargo, mantienen lazos muy estrechos con Corea a través de tradiciones, idioma, cultura y la familia extendida.
“Como toda familia migrante, aprendimos que la distancia se supera con compromiso, comunicación constante y presencia en los momentos significativos”, comenta al respecto y afirma que no hay frontera capaz de debilitar un vínculo que se cultiva con amor y responsabilidad.
Bomberos voluntarios
Otro de los nexos que Mi Ra Kim ayudó a formar es entre el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay y el Cuerpo de Bomberos de Gwangju de Corea del Sur. “La cooperación nació al observar el enorme esfuerzo que realiza el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay, muchas veces con recursos limitados”, cuenta. En las áreas de formación y equipamientos contra incendios se fueron estableciendo los primeros vínculos, según comenta la asesora jurídica. En este contexto, establece que su función es principalmente jurídica y de articulación institucional. Así, se debe asegurar que las donaciones, convenios y programas cumplan con la normativa paraguaya y coreana, que cada cooperación llegue de forma transparente y efectiva.
“Ver cómo este trabajo contribuye a la seguridad de comunidades enteras es una de mis mayores satisfacciones”, expresa sobre su colaboración con los bomberos amarillos. Aprovecha la ocasión para agradecer profundamente a Paraguay: “país que se convirtió en nuestro hogar y donde tantas familias coreanas han podido crecer y prosperar”, dice. Asimismo, comunica su deseo de reconocer a las mujeres de su colectividad: Madres, trabajadoras, docentes y voluntarias. “Muchas veces sus esfuerzos son silenciosos, pero sostienen la vida comunitaria con admirable fortaleza y dedicación”, argumenta no sin antes compartir su satisfacción al ver a coreanos y descendientes integrarse plenamente y participar activamente en la sociedad paraguaya, aportando en diversos ámbitos, desde lo empresarial y educativo hasta lo cultural y social.