Con vistas al tramo final de la campaña, ambos postulantes intensifican sus visitas a distintos puntos del país, mientras en paralelo se alistan para el debate obligatorio del 12 de noviembre.
En los comicios del pasado 22 de octubre, Massa, del frente peronista Unión por la Patria, obtuvo el 36,78 % de los votos, y Milei, de la formación de ultraderecha La Libertad Avanza logró el 29,99 %.
El foco de ambos equipos está en seducir a los votantes que en octubre optaron por otros candidatos.
En la primera vuelta, un 23,81% del electorado votó por Patricia Bullrich, candidata de la coalición opositora de centroderecha Juntos por el Cambio. Tras no lograr el pase a segunda vuelta, Bullrich y el ex presidente argentino Mauricio Macri (2015-2019), ambos de Propuesta Republicana (Pro) –que integra Juntos por el Cambio–, anunciaron su respaldo a Milei.
Para el balotaje, Milei ha dejado de lado su discurso “anticasta” y ahora apunta al “cambio” y a “derrotar” al kirchnerismo, el eslogan que la propia Bullrich había adoptado para su fracasada campaña.
“El resultado continúa siendo abierto e incierto. Es difícil saber con certeza las consecuencias que pueda tener en el resultado la injerencia absoluta del ex presidente en la comandancia de la campaña de Milei”, apuntó la consultora Epyca en un informe.
La incertidumbre también se cierne sobre el electorado que votó en primera vuelta por Juan Schiaretti, del frente peronista disidente Hacemos Por Nuestro País, que obtuvo el 6,73% de los votos.
Pero la semana pasada Schiaretti lanzó duras críticas contra Massa y su electorado que proviene de Córdoba, una provincia en donde predomina el voto antikirchnerista, podría finalmente favorecer al libertario. El otro núcleo de votantes es el de la izquierda: Myriam Bregman, que obtuvo el 2,70 % de los votos, ha decido no apoyar ni a Milei ni a Massa, pero su electorado, que por ideología rechaza el discurso libertario podría en parte votar al ministro de Economía.
PUNTO DE MIRA. Los esfuerzos de los candidatos también apuntan a captar el interés de quienes en octubre no acudieron a las urnas (el porcentaje de participación fue del 77,04%), a convencer a los aún indecisos (4,3%, según algunos sondeos) y a intentar cambiar la decisión de muchos ciudadanos de votar en blanco (cerca de un 5%, según encuestas) o no ir a sufragar el 19 de noviembre (2,5%). En todos esos grupos del electorado está la llave para que uno u otro acceda a la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre, en un escenario en el que los sondeos –fallidos tanto en las primarias de agosto como en las generales de octubre– discrepan sobre si será Massa o Milei el ganador.