Por algo le llaman “el tsunami estudiantil”. La revuelta de los jóvenes universitarios -respaldada por la de los secundarios- ha logrado hasta ahora tumbar de sus cargos a más de 50 autoridades y altos funcionarios de la Universidad Nacional, principalmente de la de Asunción, como de otras del interior del país, en su mayoría por graves denuncias de corrupción y autoritarismo.
La gesta empezó en vísperas del Día de la Juventud e inicio de la estación de la primavera, cuando los reportajes investigativos que el diario ÚLTIMA HORA venía publicando desde el 8 de setiembre, revelando un esquema de corrupción que el entonces rector de la UNA, Froilán Peralta, instaló para favorecer con rubros docentes a sus familiares y allegados, despertó la indignación de numerosos estudiantes y docentes, que con marchas de protesta tomaron la sede del rectorado y de varias facultades.
La movilización fue creciendo y extendiéndose a más facultades, como a otras universidades del país. El primero en caer fue el propio rector, Froilán Peralta, quien tras negarse a renunciar y permanecer escondido durante varios días, finalmente fue imputado por la Fiscalía, presentó su renuncia y acabó preso el 25 de setiembre, a pesar de que hasta entonces lo protegían poderosos padrinos políticos, como el senador colorado Juan Carlos “Calé” Galaverna.
Junto a Peralta también terminaron detenidas y procesadas tres de sus colaboradoras más cercanas, descubiertas en la noche del 24 de setiembre, cuando intentaban sustraer y destruir documentos de las oficinas del Rectorado de la UNA, en San Lorenzo.
La oleada de renuncias
Por un “efecto cascada”, la caída de Froilán encendió otras revueltas estudiantiles en el interior y ocasionó la renuncia obligada de otro rector, en el este caso el de Pablo Martínez, rector de la Universidad Nacional de Caaguazú (UNCA), quien tuvo que ceder su puesto junto a su vice-rector, Hugo Recalde.
En la UNA, el vicerrector Andrés Amarilla, quien sustituyó a Peralta durante unos días, tampoco pudo aguantar la presión ante las exigencias de los estudiantes, y tuvo que renunciar. El Consejo Superior Universitario nombró como rector interino al entonces decano de Arquitectura, Ricardo Meyer, pero finalmente eligió a un nuevo rector para completar el periodo de Peralta, al ex decano de Politécnica, Abel Bernal.
Tras la salida del rector, los estudiantes se centraron en exigir la renuncia de los más cuestionados decanos de facultades. A pesar de que en su mayoría anunciaron que no dejarían sus cargos, la presión pudo más y hasta ahora seis decanos tuvieron que dar un paso al costado.
El primero en renunciar fue Antonio Rodríguez, de Ciencias Económicas. Le siguieron Isacio Vallejos, de Ingeniería; Anibal Peris, de Ciencia Médicas; Juan Gualberto Caballero, de Veterinaria (quien también acabó procesado y preso); Rubén Di Tore, de Odontología y María Teresa Pino, de Ingeniería (quien era vice decana, sustituyó al decano saliente, Isacio Vallejos, pero los alumnos también exigieron su renuncia).
Dos de los decanos más resistidos, María Angélica González, de Filosofía UNA, y Lorenzo Meza, de Ciencias Agrarias, hasta ahora se han negado a dejar sus cargos, a pesar de las intensas movilizaciones, paros académicos y actos de “escrache” en contra de ambos, por parte de la mayoría de los alumnos y docentes.
En el caso de Filosofía UNA, el Consejo Superior Universitario decidió este lunes 19 intervenir la facultad, junto con la de Ciencias Médicas, donde también hay graves conflictos por resolver.
El profesor Ricardo Garay fue designado como interventor de Filosofía, desde el miércoles 21 de octubre.
En Medicina, donde el decano, el vice decano, el encargado de despacho y todo el concejo directivo ya renunciaron, los estudiantes reclaman el alejamiento de los docentes Emiliano y Jaime Ibarrola, y Juan Gustavo Rodriguez Andersen, a quienes acusan de varias irregularidades y de reiteradas actitudes de maltrato contra los alumnos.
Los procesados y los presos
Paralelamente a las renuncias, que suman y siguen, las investigaciones abiertas por el Ministerio Público en el Rectorado de la UNA y las distintas facultades, así como en sus ramificaciones de presuntos hechos de corrupción en diversas otras instituciones públicas, alcanzan actualmente a un total de 43 funcionarios procesados.
Entre ellos hay cinco funcionarios que están recluidos en la cárcel. El ex rector de la UNA, Froilán Peralta, permanece recluidos en la cárcel de Tacumbú, y el ex decano de la Facultad de Veterinaria, Juan Gualberto Caballero, permanece en la Unidad de Delitos Económicos de la Policía Nacional, y este miércoles debe pasar también a Tacumbú.
María del Carmen Martínez Méndez, la ex jefa de Talento Humano del Rectorado UNA, y las funcionarias Leticia Isabel Deggeller Martínez y Luz Aquino, están recluidas en el Penal de Mujeres, Cárcel del Buen Pastor.
Renuncias y más renuncias
Además de los 2 rectores, 3 vicerrectores, 6 decanos y 5 vicedecanos que fueron “renunciados”, la “operación limpieza” del movimiento estudiantil identificado por el hashtag #UNAnotecalles, también alcanzó a un alto número de directores, encargados de despachos, miembros de consejos directivos, representantes estudiantiles, docentes y funcionarios cuestionados.
En la larga lista, (ver infografía) se incluyen a Roberto Corbeta Bizozzero, encargado de despacho de Medicina UNA; Francisco Larrosa, director de la filial de Veterinaria UNA en Concepción; María Helena Britos, coordinadora de Sicología de la Universidad Nacional del Este (UNE); Luis Dávalos, director de Investigación de la UNE, Arnaldo Levera, director de la Escuela de Ciencias Sociales y Políticas de Derecho UNA y Rodrigo Lezcano, secretario general de la misma institución educativa.
Igualmente fueron obligados a dejar sus cargos los representantes estudiantiles José Osorio, Diego González y Pamela Acuña, de Filosofía UNA; y los representantes de Veterinaria Mancio Mendoza, José Maria González y Jesús Maria Roa, a quienes se acusa de haber sido cómplices de Froilán Peralta y sus allegados, antes que asumir la defensa de los intereses de alumnos y docentes.
Incluyendo a los también renunciantes miembros del Consejo Directivo de Medicina UNA (18 personas) y del Consejo Directivo de Odontología (6 personas), el número de “renunciados” por la onda expansiva de #UNAnotecalles alcanza actualmente a unas 56 personas, aunque es posible que existan otros nombres que no han sido registrados... o que el número siga aumentando con el correr de las horas.