“El vecindario” -dijo su autor en una entrevista con Efe hoy en Madrid- es una “celebración” tras 17 años de carrera y el éxito de ventas de su disco “Moving”, “un punto de inflexión” necesario con amigos y artistas de tres continentes, especialmente de España y de Latinoamérica, revisando canciones que en su momento no recibieron, en su opinión, el cariño merecido.
Es el caso del sencillo “Con la mano levantá", que interpreta con el dúo español Estopa. “Nunca tuvo la oportunidad de sonar en la radio, aunque se convirtió en un himno gracias al boca-oído. Estoy muy feliz de lo bien que le va ahora a ese niño, que igual no lo quisieron porque tenía la nariz torcida, pero que era muy bonito”, comentó.
Esta comunidad se completa con un listado de vecinos que más parece el panel de salidas de un aeropuerto internacional: Seu Jorge, BNegao, y Marcelo D2, de Brasil; la colombiana Andrea Echeverri, de Aterciopelados; la mexicana Ximena Sariñana, Brett Dennen y Michael Franti, de EEUU; La Mari de Chambao y Muchachito Bombo Inferno, de España, y Fidel Nadal, de Argentina.
Participan además los africanos Youssou N’Dour y Omou Sangare en uno de los dos temas inéditos del disco, un repaso con aromas brasileños y mediterráneos, además de reggae, rumba y swing.
Sin más premisas que la de convertir los duetos en un juego de réplicas o en una especie de combate de capoeira, Macaco dejó a sus invitados “jugar” libremente y destacó por ejemplo el nuevo “Giratutto”, con Jorge Drexler, “del que aprendí la sutileza al cantar”, dijo.
Se lamentó del tiempo libre del que no dispone, no en vano, tiene aún pendiente grabarse un tatuaje, con motivo de esta última celebración, que debería rezar “Tempo giusto” (tiempo justo o momento adecuado, en italiano).
Contó que esos pocos ratos libres los dedica a escribir sonetos que algún día querría ver publicados, con poesías que hablan entre, otras muchas cosas, de la prensa del corazón, en cuyas páginas comenzó a aparecer recientemente, cortándole cierta espontaneidad en su vida diaria.
Protestó contra esa atención mediática y reconoció que, aunque ahora se corta al bañarse desnudo en la playa, al final hay que ser natural: “Si mi pito ha salido en alguna revista, se verá que soy tan normal como los demás”, comentó resignado.
Javier Herrero