–¿De qué formas contribuye la conservación de la transmisión de la palabra en formato impreso, y cómo se compara con las opciones de lectura digitales?
–Me gustaría abordar esta pregunta desde la perspectiva de las bibliotecas y archivos públicos. La función principal de los y las profesionales que trabajan en estos repositorios, es garantizar el acceso de los ciudadanos y ciudadanas a las colecciones bibliográficas y fondos documentales que custodian. En ese sentido, desarrollar políticas de conservación de bienes culturales como libros y documentos es sumamente importante, ya que es un medio para garantizar la accesibilidad a usuarios actuales, y a las futuras generaciones.
De ese mismo modo, la digitalización debe ser entendida como un medio para lograr la conservación de los libros y documentos en formato físico y también se convierten en herramientas sumamente efectivas para lograr la democratización de la información y el acceso al conocimiento.
–¿Podría darnos un ejemplo?
–Un ejemplo se puede observar en la biblioteca digital de la Biblioteca Nacional, donde hoy, a través de los medios digitales, se puede acceder a libros (primera ediciones o incunables), fotografías antiguas, periódicos y documentos de un valor patrimonial importante y que anteriormente solo podían ser consultados por un número reducido de usuarios, cuya manipulación al material físico, por más mínimas que sean, representaban un deterioro importante de los soportes (papel, encuadernado, etc.).
–¿Qué les demuestra la experiencia?
–La experiencia adquirida nos demuestra que a la hora de elaborar los planes de conservación, se debe tener muy en cuenta la accesibilidad a la información que esos materiales contienen, ya que de nada serviría invertir importantes sumas de dinero en conservar los libros impresos si estos al final son inaccesibles o solo pueden ser consultados por un pequeño grupo de personas privilegiadas (en nuestro caso, entiéndase por privilegiadas, aquellos que viven en Asunción o gran Asunción y tienen los medios para trasladarse hasta la Biblioteca Nacional).
Mismo cuidado se debe tener a la hora de planificar la digitalización. Primeramente se debe tener muy claro por qué queremos digitalizar. No se debe digitalizar por digitalizar, el proceso no es simplemente “tomar una fotografía”, es mucho más complejo, y es siempre recomendable tener en cuenta lo que se desea lograr.
–Como profesional de la conservación de la palabra, considera que siempre es mejor que el formato impreso se complemente con los digitales, y no así que uno suplante al otro?
–Desde mi perspectiva como profesional que trabaja en la conservación de materiales bibliográficos y documentales ya sea manuscritos o impresos y coresponsable de promover políticas públicas de acceso a estos materiales; es fundamental desarrollar planes de conservación y acceso para ambos materiales. Considero que el formato digital debe servir como herramienta que garantice el acceso y a la vez evite el deterioro de los materiales impresos. En cuanto a que un formato sea suplantado por otro, eso es algo difícil de determinar, aunque si analizamos lo sucedido durante la vigencia del aislamiento debido a la pandemia se puede afirmar que los libros y documentos en distintos formatos digitales permitieron que los servicios brindados por bibliotecas y archivos no se vean muy afectados y que los usuarios puedan seguir accediendo a los distintos acervos sin necesidad de salir de sus casas. También se pudo ver como la correcta digitalización de los materiales escolares permitió que alumnos puedan continuar el desarrollo de clases.
–¿Cuáles son los riesgos de volcarse hacia la digitalización, sin respaldo del impreso?
–Ante lo expresado, se plantean dos grandes problemas, en primer lugar la conectividad, que muchas veces impide que muchos ciudadanos y ciudadanas puedan acceder a los materiales digitales que se encuentran en línea y en segundo lugar, al digitalizar, se genera un nuevo tipo de material que también necesita de un plan de conservación. Estos problemas deben ser tenidos en cuenta a la hora de elaborar los planes de digitalización.
–¿Qué se debe tener en cuenta?
–Los planes y proyectos de digitalización deben contemplar métodos de conservación de lo digitalizado, y estrategias de migración a nuevas tecnologías, para que la digitalización sea sustentable en el tiempo. Me gustaría citar un artículo publicado en periódico argentino Página 12, elaborado por Denise Labraga y Maria José Burgos, que nos explica claramente sobre los desafíos de la digitalización: “La digitalización no reemplaza la preservación, no es más fácil, ni más barata, ni más segura, y solo contribuirá con la preservación en tanto sea sostenible y reduzca el desgaste y el riesgo de deterioro de los originales. Crear y mantener en el tiempo un fondo digital conlleva un trabajo mucho más amplio que simplemente escanear”.
En cuanto al peligro de perder la información digital sin respaldo del material impreso, un buen plan de conservación debe contemplar medidas para proteger tanto lo físico como lo digital en la misma medida, ya que la pregunta también se puede hacer a la inversa: que pasa si se pierde lo físico y no tenemos una copia digital. Creo que ambos van como tomados de las manos y no se puede pensar en que un formato este por encima de otro.
Diversos debates por los formatos
Expertos debaten continuamente acerca del valor de la conservación del formato impreso, exponiendo diversos avales para decantarse a conservar esta opción, entre ellas: El formato impreso es más ecológico, como lo explica un estudio de Alex Wissner-Gross, de la Universidad de Harvard, quien observó el consumo energético de los buscadores de Internet y su impacto ambiental. El formato impreso es preferido por quienes poseen el canal preferencial kinestésico (aprenden y atienden más cuando involucran todos los sentidos). Hasta hoy los diversos debates que abundan en el mundo, coinciden en que una publicación en formato impreso no impide que además exista en el formato digital, y viceversa.