Tobías Eduardo Amarilla (21) es un joven que hoy está tras las rejas por una imputación de la fiscala de Capiatá, Alicia Fernández, por hurto agravado, pese a que su familia presentó pruebas de que él no estaba ni a la hora ni en el lugar donde se registró hecho.
Según la imputación, el 22 de octubre, a las 15:40, dos hombres hurtaron una motocicleta Kenton GTR 150 LTD colo rojo 2025, que estaba estacionada frente a la empresa Megalpar, en el kilómetro 20 de la ruta PY02, en Capiatá. La motocicleta era propiedad de Juan Carlos Godoy Valdez, quien, al salir del trabajo, ya no encontró su vehículo.
La fiscala dice que, según las cámaras de seguridad, se trata de un hombre alto y delgado, con quepis blanco, remera negra y pantalón marrón, quien manipula la motocicleta. Lo acompañaba otro hombre de constitución robusta, que vestía remera negra y jeans azules y llevaba un quepis amarillo.
Supuestamente, el acompañante se trata de Tobías Amarilla, pero la fiscala no presentó ninguna prueba en la imputación, solo se basó en la declaración que hizo la víctima ese mismo día –22 de octubre– cuando llevó el nombre del joven como el sospechoso.
La imputación tiene solo dos páginas y no describe las sospechas contra Tobías. De igual manera, lo imputó por hurto agravado y pidió su prisión; es más, no habría permitido que la defensa presentase las pruebas de descargo, por lo que ahora los familiares denuncian a la fiscala por actuación irregular.
La Fiscalía “no quiso mirar las pruebas”
La familia tiene imágenes de cámaras de circuito cerrado también, en las que se le ve a Tobías Amarilla en Ñemby, en el momento del hurto que se registraba en Capiatá, a las 15:37. Si bien la grabación muestra que es del 23 de octubre, el responsable del comercio que brindó las imágenes dijo que la data de la cámara estaba un día adelantado y una hora atrasada.
Ni esos videos ni los testigos que ofrecieron fueron recibidos por la fiscala, denuncia la familia del joven. La abogada Linda Monges, que actúa en su defensa, dijo que “ni siquiera investigó y sacó una orden de detención. La fiscala no quiso escuchar. Se le mostró pruebas, captura de pantalla, circuito cerrado, pero obviaron todas las pruebas”, lamentó.
La abogada continuó diciendo que “la única prueba que tiene la Fiscalía es la declaración de la víctima, que dijo que le contaron que era Tobías y que vive en tal lugar. La víctima ni siquiera le reconoció”.
A la víctima le mostraron una foto y, con base en la imagen hicieron el reconocimiento, denuncia también la familia. “Es una manipulación evidente”, dijo la abogada.
El joven no cuenta con ningún antecedente penal y los familiares explican y muestran imágenes en las que ve que se encontraba en la zona de Ñemby en el momento del robo, “lo que hace imposible que haya estado en ambos lugares al mismo tiempo”, dijo Monges.
“Metieron preso a mi hijo porque lo confundieron”
La familia Amarilla asegura que Tobías es inocente. “Estoy desesperada, sufro de presión alta y desde que empezó el caso, vehículos particulares van a mi casa y toman fotos. No están dejando que mi hijo se defienda y eso me rompe el corazón. Somos una familia humilde y trabajadora”, contó desesperada Celeste Amarilla, la mamá de Tobías.
“Le metieron preso porque lo confundieron”, continuó entre lágrimas. “Mi hijo es un sostén de la casa y ahora, por una injusticia, perdió su trabajo. Lo que más nos duele es que él estaba trabajando cuando ocurrió el robo y es demasiado injusto”, expresó.
Desde ÚH intentamos hablar con la fiscala Alicia Fernández, pero se excusó de hablar sobre el caso.
Prisión preventiva
El 5 de noviembre, agentes motorizados del grupo Lince detuvieron a Tobías Amarilla en un control de rutina, sin que ofreciera resistencia. La fiscala Fernández dijo que “alguien lo había reconocido en un video” y que la investigación estaba “suficientemente avanzada”.
Tras la imputación, el juez Juan Oviedo dispuso que el joven quede recluido en la Comisaría 8ª de Capiatá por diez días antes de ser trasladado a Tacumbú.