La Entidad Binacional Yacyretá (EBY), constituida para la construcción de la hidroeléctrica, debió implementar medidas de mitigación y compensación ante la pérdida de ecosistemas y la alteración de las condiciones naturales debido a la formación del embalse en una superficie aproximada de 170 mil hectáreas. Como respuesta a este impacto, en 1982 se creó el Refugio Faunístico Atinguy, un predio de 100 hectáreas, ubicado a 18 kilómetros de la entrada a la ciudad de Ayolas, Departamento de Misiones.
Tras décadas de trabajo de acondicionamiento y conservación dentro del lugar, se dio, el pasado jueves 2 de octubre en la Reserva Yacyretá (6.300 hectáreas), un hito largamente esperado: La primera reintroducción de especies luego de 43 años desde la creación del refugio. Este evento marca el inicio de un proceso destinado a repoblar cinco reservas, entre ellas Aguapey (8.624 ha), Guasu Puku (3.492 ha), Chopi Sa’yju (788 ha) y Bosque Arary (52 ha).
Entre las especies que fueron reintroducidas en el área de la Reserva Yacyretá, se encuentran 3 carpinchos, 4 ñandúes, 2 venados, 2 ciervos de los pantanos y 2 aves mytu.
La clave de este plan piloto de reintroducción radica en una técnica de crianza rigurosa, diseñada para asegurar el comportamiento salvaje de los ejemplares. Los animales, como el ciervo y el ñandú, fueron criados totalmente aislados de los seres humanos, en la zona más alejada del refugio de 100 hectáreas.
El doctor Darío Vázquez, encargado de la colección zoológica de la reserva Yacyretá, explicó a Última Hora que los animales fueron aislados del ruido del ser humano. Para evitar el acostumbramiento a las personas, solo un cuidador se acercaba a dejar la alimentación en un punto determinado y luego desaparecía.
Los ejemplares liberados, como por ejemplo en el caso del ciervo, debieron cumplir con criterios específicos de peso y edad. Vázquez aseguró que por lo general estos animales alcanzan en dos años, la etapa reproductiva ideal para vivir libremente en la reserva.
La menor intervención posible también fue crucial para evitar que los animales dependieran de tratamientos médicos. “Tratamos inclusive de no darle ni un medicamento vía aplicación, solamente por vía oral en caso de necesidad para evitar el acostumbramiento de estos animales a las personas”, indicó el doctor Vázquez.
Explicó que en la vida salvaje, estos animales saben qué plantas consumir para desparasitarse y también, por ejemplo, deben entrar al agua para evitar garrapatas. Este y otros motivos se tuvieron en cuenta para permitirles cuidarse solos sin la intervención directa de un veterinario.
Consultado sobre las diferencias detectadas entre los animales salvajes y los que fueron mantenidos en cautiverio, el doctor respondió que en cautiverio los animales desarrollan una mejor constitución física, se vuelven más grandes y viven más años.
“En forma salvaje, el animal vive menos años. En cautiverio se desarrolla mucho mejor. El animal viene a ser mucho más grande, hicimos esa comparación”, destacó.
Cabe destacar que entre los animales liberados en la reserva se encuentra un caso de rescate que evidencia la rehabilitación que se puede lograr en el refugio. Se trata de un tiríka macho que cayó en una trampa al consumir gallinas ajenas y sufrió una fractura que requirió una cirugía.
El éxito de la intervención fue tal que el animal camina sin ninguna dificultad, hasta el punto de que ya no se nota de qué lado se fracturó.
Mirando hacia el futuro, el objetivo de la EBY y el Refugio Atinguy es repoblar totalmente las áreas que fueron afectadas. Para asegurar la supervivencia y el monitoreo de los ejemplares reintroducidos, los técnicos desarrollan un plan tecnológico avanzado que contempla un mapeo general de la reserva y el uso de cámaras trampa y drones.
Paraguay destaca en cría del aguara guasu
El esfuerzo más sorprendente del refugio Atinguy es la cría y reproducción del aguara guasu. Este logro es considerado único, y según el doctor Darío Vázquez, solo Paraguay ha conseguido consistentemente la reproducción de esta especie en cautiverio. El éxito de la crianza está ligado al olor del cuidador. La hembra se come a la cría si percibe un olor distinto en el área.
Hubo caza furtiva en zona de las reservas
Días antes de la reintroducción en la reserva Yacyretá, un grupo de personas mataron un ciervo de los pantanos silvestres. El hecho confirma no solamente que hay reproductores naturales en el área de las reservas vigiladas por la binacional, sino también que los animales pueden verse expuestos a actos ilegales y peligrosos que la EBY ya se comprometió a combatir.
Refugio prioriza a los animales vulnerables
El Refugio Faunístico Atinguy, que sirve como centro de cría para distintos tipos de animales que se buscan devolver a la naturaleza, prioriza el cuidado de cuatro especies. El ciervo de los pantanos encabeza esta lista y, además, se encuentra entre las especies vulnerables según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Le siguen de cerca el aguara guasu o lobo de crin, el pavo de monte o mytu, y el yacaré overo. Aunque la construcción de Yacyretá afectó a muchas otras especies, entre mamíferos y reptiles (y además el refugio cuenta con carpinchos en cautiverio) las cuatro especies mencionadas son el foco principal debido al límite crítico en el que se hallan.
“Porque están en peligro entonces nosotros tenemos que repoblar urgentemente a partir de ahora las reservas de Yacyretá”, advirtió Andrés Riveros, responsable de la educación ambiental del Refugio Atinguy.
El equipo técnico, según el veterinario, debe esforzarse en adaptar a los animales a su hábitat natural, prestando especial atención a la costumbre alimenticia. Es fundamental que los ejemplares a reintroducidos consuman los alimentos naturales que encontrarán en el terreno.
Avistamientos. Actualmente, no se posee un número exacto de la población de fauna existente en las reservas, sino solo indicios e imágenes de cámaras. Los avistamientos confirman la presencia de poblaciones silvestres y guían las liberaciones, según Riveros.
Por ejemplo, se logró avistar al aguara guasu en la Reserva Guasupucú, y también se vio a ciervos de los pantanos en la Reserva Yacyretá. La estrategia de repoblación se enfoca en estos hallazgos ante el avistamiento de ñandúes silvestres, el refugio envía a estas especias. También se vio a una hembra de ciervo de los pantanos, y luego se reintrodujo un macho y una hembra.
Plan piloto. Esta reintroducción es catalogada como plan piloto porque ahora es el momento de evaluar la viabilidad de las especies que fueron criadas en cautiverio. “Necesitamos saber cómo se desarrollan nuestras especies reintroducidas en situación de libertad”, dijo Riveros.
El veterinario admitió que no se descarta la posibilidad de que los animales “no se acostumbren al lugar” o que se reporten problemas sanitarios. Los resultados de esta prueba serán vitales antes de liberar especies de manejo más complejo, como los yaguaretés y pumas.
Adelantó que se prevé un primer recorrido próximamente en el área de la reserva, con el objetivo de monitorear a las especies. Para un monitoreo más riguroso, Riveros informó que la EBY gestiona la compra de collares con GPS.
Apuntó además que se hicieron pedidos para construir más jaulas dentro del refugio, incluyendo una que sea más adecuada para Chiqui, el yaguareté macho. Su jaula actualmente resulta pequeña.