La renovada obsesión del presidente de EEUU, Donald Trump, en lo que llama tipos de cambio desleales abren la puerta a una nueva batalla con potencial para dañar gravemente la economía global.
Trump se ha pasado dos años atacando los pilares del sistema de comercio global y no ha dudado en emprender guerras arancelarias contra varios aliados y adversarios.
Y este enfrentamiento puede intensificarse a partir del mes que viene, cuando previsiblemente entre en vigor una norma que faculta a Washington a imponer aranceles punitivos a cualquier país que considere que manipula su divisa para hacer más competitivos sus productos frente a los estadounidenses.
El mandatario ha atacado frecuentemente a países de la zona euro como Alemania por beneficiarse de una moneda relativamente débil. “Se han estado saliendo con la suya desde hace años junto a China y otros”, dijo.
Como demuestra el ataque de la semana pasada de Trump a Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, los movimientos de política monetaria que antes pasaban desapercibidos son ahora munición para justificar las represalias de Trump.
Economistas advierten que esto abre la puerta a una gran guerra monetaria mundial. Si Trump continúa por esta senda, probablemente con el apoyo de su secretario de Comercio, Wilbur Ross, EEUU sería vulnerable a las represalias de otros países si la Reserva Federal recorta las tasas de interés, tal y como Trump ha pedido varias veces.
Los bancos centrales reducen las tasas de interés para estimular una economía deprimida. Se debilita el valor de una moneda a cambio de impulsar las exportaciones, que luego propulsan el crecimiento económico.
Mark Sobel, ex funcionario durante años del Tesoro bajo administraciones republicanas y democráticas, en un alegato al Departamento de Comercio, asegura que esta norma es “fundamentalmente errónea... y podría resultar contraproducente y dañar la economía de EEUU”.
Desde hace años, legisladores y presidentes, tanto demócratas como republicanos, han lanzado planes para perseguir a los gobiernos que manipulan su tipo de cambio.
Pero esos esfuerzos, principalmente enfocados en China, se han enfrentado a fuertes resistencias y finalmente se han abandonado, en parte porque eran vistos como una forma de violar la normas del comercio global. Irónicamente, China no ha intervenido en los mercados en los últimos años, excepto para evitar que el yuan caiga. AFP