25 abr. 2024

La única salida es el aeropuerto

Brigitte Colmán – @lakolman

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En estos días terroríficos que vivimos, solo un grupo selecto, muy pequeño y muy privilegiado de la sociedad paraguaya, tiene una salida, y conduce al aeropuerto.

El término éxodo define la marcha de un pueblo, o de un grupo de gente, desde un lugar a otro, para buscar donde establecerse. En la historia de la humanidad hubo varios y bastante conocidos.

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El pueblo paraguayo, o buena parte de él, también se ha visto forzado a abandonar la tierrita en varios capítulos de su historia.

En Buenos Aires viven miles de paraguayos y descendientes de paraguayos; de hecho, la migración a este país se inició con la fundación misma de la ciudad hace cientos de años.

Después, con el correr del tiempo otros miles han encontrado el cobijo y la solidaridad de la Argentina cuando han debido partir al exilio, sea por cuestiones económicas o políticas. Con cada revolución o guerra civil que nos inventamos por acá se agrandaba la población de migrantes allá.

Y no podemos olvidar que en Nueva York, nada más y nada menos, hay una seccional colorada, lo cual habla bastante mal de los compatriotas que se fueron en busca del sueño americano.

Otro momento interesante, desde una perspectiva sociológica, es el éxodo a España. Se dio sobre todo en el primer lustro del nuevo milenio, entre los gobiernos de González Macchi y Nicanor Duarte Frutos, presidentes colorados los dos.

Pero esa vez fue diferente. La mayoría de quienes formaron parte de esta diáspora eran mujeres, y todavía faltan estudios para conocer el alcance y las consecuencias de aquel masivo exilio económico de mujeres paraguayas.

Volviendo a este abril de 2021, en días como estos, si yo fuera Mario Abdo Benítez, me moría de la vergüenza. Pero claro, para eso es necesario tenerla.

Lo que está pasando es degradante, humillante y bochornoso. Los paraguayos que pueden, huyen hoy a los Estados Unidos a ver si allá consiguen la vacuna que evitará, mayormente, que mueran por Covid. Y no puedo dejar pasar la ocasión para preguntar: ¿Cuántos de ellos no son culpables de que Abdo B. sea nuestro nefasto presidente?

Lo cierto es que, según un agente de viajes, los aviones con destino a los EEUU van llenos. El fin de semana, solo por dar un ejemplo, ya viajaron a Miami el presidente del club Cerro Porteño, el titular de la Conmebol y uno de los hijos de Mario Abdo Benítez.

Última Hora publicó recientemente que un viaje a Miami, para vacunarse, ronda los 4.000 dólares, unos 25 millones de guaraníes, y hasta el cansancio escuchamos que eso es muchísimo menos que lo que hay que pagar por terapia intensiva en este país. Como si no conociéramos el precio de tener una Salud Pública que se sostiene con polladas y con la generosidad de cientos de paraguayos solidarios.

En estos días terroríficos, con más de 400 muertos en una semana, la inmensa mayoría de este país entendió finalmente que no hay salida, porque Mario Abdo Benítez, el seudo presidente de la República y el hato de inútiles con los que seudo gobierna, apenas consiguieron una media docena de vacunas y con tan pocas vacunas tampoco saben organizar una campaña para inmunizar a la población. Como tampoco supieron dotar de más camas para la internación y respiradores y los medicamentos básicos que necesitamos para intentar sobrevivir.

Todos los que no podemos subirnos al avión y huir hacia Miami para aprovechar las vacunas que disponen los norteamericanos, y que fueron compradas con los impuestos que pagan los norteamericanos, estamos condenados.

Solo nos queda rumiar nuestra frustración, sacudirnos el miedo, lavarnos las manos con frecuencia, mantener las distancias, usar tapabocas y no volver a votar nunca jamás en nuestras vidas por el Partido Colorado.

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