En los cuatro años del macrismo (2015-2019), multitud de altos cargos de los Ejecutivos peronistas de Néstor Kirchner (2003-2007) y su esposa Cristina Fernández (2007-2015) -hoy vicepresidenta- fueron arrestados, llevados a prisión preventiva y en algunos casos condenados, aunque sin sentencia firme.
También la propia Fernández -que se dice víctima de una persecución impulsada por el anterior Gobierno- fue procesada en multitud de causas y se ordenó su detención, que nunca se hizo efectiva por ser electa senadora en 2017 y contar con fueros.
El entonces mandatario siempre llamó a hacer justicia para aclarar la corrupción que en su opinión se dio durante el kirchnerismo, aunque insistiendo a la vez en la independencia del Poder Judicial, en el que aseguraba su Gobierno no influía.
POLÍTICOS PRESOS. El ex vicepresidente Amado Boudou (2007-2015), el ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido (2003-2015), la activista indígena Milagro Sala y el dirigente social Luis D’Elía siguen detenidos, mientras que en los últimos meses, coincidiendo con el cambio de color político, ya fueron liberados otros políticos y empresarios que tuvieron estrecha relación con los Kirchner.
A más de un mes de que los Fernández asuman el poder, tras ganar a Macri en las urnas, voces del nuevo oficialismo disienten sobre si hay o no “presos políticos”, al tiempo que la oposición lo niega.
“Milagro Sala lleva 4 años detenida, no queremos más presas y presos políticos en Argentina”, afirmó el ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ de Pedro, uno de los referentes del peronismo kirchnerista.
CONTROVERSIA. La polémica se avivó después de que trascendiera que el presidente Alberto Fernández sostuviera, ante líderes de derechos humanos, que en Argentina no hay presos políticos, sino “detenidos arbitrarios”. “No tengo dudas que están mal detenidos en la mayoría de los casos. Un preso político es en el mundo un preso sin proceso. En Argentina lo que hay son detenidos arbitrarios, que es otra cosa”, dijo Fernández.