“Esto no es una broma. Es un asunto serio”, advirtió el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, sobre la urgencia de que ese pacto sea sellado pronto.
Kerry, quien negoció personalmente el texto con Karzai tras meses de atasco, subrayó que éste no se reabrirá y aseguró que un mayor retraso en su aprobación pondrá en peligro toda la planificación militar y presupuestaria de los aliados.
El jefe de la diplomacia estadounidense no quiso dar un plazo límite, pero afirmó que la comunidad internacional ya ha sido “extraordinariamente paciente” y ahora es necesario avanzar.
Hasta ahora, Estados Unidos había expresado en varias ocasiones su voluntad de que el texto se firme como muy tarde antes de final de año.
El acuerdo, que establece el estatus de las tropas estadounidenses y la jurisdicción bajo la que actuarán, fue respaldado recientemente por la asamblea tradicional afgana que el propio Karzai convocó para que se pronunciase al respecto.
Sin embargo, el presidente ha planteado ahora la posibilidad de retrasar la aprobación final hasta las elecciones de la próxima primavera e, incluso, ha amenazado con no firmarlo tras el reciente ataque de un drone estadounidense en el que murió un niño.
El documento no afecta sólo a Washington, pues servirá de base a un posterior convenio entre la OTAN y Kabul que dará base jurídica a la presencia aliada más allá de 2015.
La organización lleva meses preparando la futura misión de entrenamiento y asistencia que sustituirá al actual contingente de combate y que, a priori, contará con entre 8.000 y 12.000 efectivos.
Las advertencias de la OTAN a Karzai las dejó claras hoy el secretario general, Anders Fogh Rasmussen, quien subrayó que sin esos acuerdos no habrá misión.
Eso, a su juicio, perjudicaría a la situación de seguridad en el país y pondría en peligro las ayudas internacionales a Kabul, cifradas en unos 8.000 millones de dólares al año a partir de 2015.
“La ‘opción cero’ -es decir, que no haya presencia de la OTAN después de 2014- no es nuestro plan, pero puede ser el desafortunado resultado de las decisiones o la falta de decisiones en Afganistán”, dijo el político danés.
Rasmussen insistió en que la OTAN no se desplegará sin la base jurídica adecuada y sin una carta de invitación de Kabul, pues no es “una fuerza ocupante” y no “impondrá nada a Afganistán”.
“Creo que el mensaje ha sido transmitido en términos muy claros a las autoridades afganas”, dijo el secretario general, quien señaló que los aliados tratarán mañana el asunto con los ministros de Exteriores e Interior del país asiático.
Además de la situación en Afganistán, los responsables aliados de Exteriores comenzaron hoy a discutir el resto de asuntos que centrarán la cumbre que los líderes de la Alianza celebrarán en septiembre de 2014.
El objetivo de la OTAN es que la cita sirva para definir su futuro de cara a los próximos años, cuando habrá puesto fin al enorme despliegue mantenido durante la última década en Afganistán.
Según acordaron hoy los ministros, la organización va a dar en esta nueva etapa especial importancia a la cooperación con países no socios a la hora de construir su sector de seguridad.
Se trata de ampliar el trabajo que ya se hace ahora, ayudando a países que lo solicitan a preparar sus ejércitos, especialmente en periodos posbélicos.
El ejemplo, según Rasmussen, es la cooperación que el bloque ha iniciado recientemente con Libia para mejorar sus estructuras de seguridad.
Los titulares de Exteriores aprovecharon su encuentro para analizar también la actual crisis en Ucrania y aprobar una declaración en la que condenan el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades y llaman al diálogo.
El ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, mostró hoy su confianza en que Kiev termine por elegir la vía europea, un deseo que compartió Kerry.
La reunión se cerrará mañana con una segunda jornada en la que los ministros aliados recibirán a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov.