San Josemaría Escrivá nos ofrece en su libro Camino algunos consejos para ser almas de oración: “Me has escrito: ?Orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué??” ?¿De qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: "¡tratarse!”.
Y para aquellos que se quejen de una ignorancia aparentemente insuperable va este consejo: "¿Que no sabes orar? ?Ponte en la presencia de Dios, y en cuanto comiences a decir: “Señor, ¡qué no sé hacer oración!...”, está seguro de que has empezado a hacerla”.
Y finalmente, recordemos que nuestra oración debe ser como la conversación de un hijo con su padre: espontánea, sincera, confiada.