“Esto (inflación más baja de lo esperado) podría llevar a pensar que el Banco Central ha llegado tarde (para decidir bajar tasas), y que los efectos del aumento en la tasa de política monetaria (TPM) han sido más intensos de los previstos por los modelos y estimaciones, pero puede que el análisis sea erróneo”, indicó.
Al respecto, González comentó que la reducción del índice de precios al consumidor (IPC) era previsible por el futuro de los precios de los combustibles, y por una convergencia a valores promedio de los alimentos (principalmente frutas y verduras), ítems en los cuales la incidencia de decisiones de política monetaria es casi nula.
“El impacto se da principalmente en la inflación que excluye esos productos, siendo una muy buena aproximación a la inflación que sí es afectada la inflación SAE (sin alimentos, combustibles y tarifas), que se ubica en 5% anual”, explicó.
Teniendo en cuenta este escenario, el economista consideró que la TPM se está moviendo con un ritmo adecuado. “A pesar de que hubiera sido deseable una reducción en la tasa de política monetaria desde julio, veo que el BCP no llegó tarde, y dentro de los rangos de confianza que podríamos estimar se encuentra a tiempo”, dijo.
50 puntos. Con relación a las movidas de la política monetaria durante los próximos meses, el analista apuntó que para la próxima reunión del Comité de Política Monetaria (CPM) se espera una nueva reducción del tipo de interés referencial, que sería de 50 puntos básicos, por sobre el recorte de 25 adoptado en el marco de la reunión anterior.
“Vemos altamente probable una reducción de 50 puntos base en la reunión de setiembre, y continuar con una serie de bajas para llegar a 6% en diciembre 2023”, subrayó.
continuidad. Por su parte, la economista Patricia Goto sostuvo que probablemente la trayectoria a la baja de la inflación se mantenga por lo que resta del año, considerando particularmente las menores presiones por el lado de los combustibles, que están equilibrando su precio hacia los niveles de la prepandemia, y también la dinámica de contracción observada en los precios de los alimentos.
“Una vez estabilizados estos rubros (alimentos y combustibles) es probable que veamos de vuelta una inflación convergiendo a los niveles normales para Paraguay, que estamos hablando de inflación de 4% en lo que resta del año. No hay presiones significativas por lo menos del lado externo, que influyen bastante sobre nuestra canasta de consumo, y a nivel local hay que seguir de cerca también lo que son los índices de los precios de servicios y de renta, que igualmente están bastante estabilizados respecto a periodos anteriores”, expresó.