La lógica es brasileña en la cancha; sobre todo cuando juega con un equipo aceitado y con esa pizca de suerte pandémica, que no siempre es tal, cuando se trata del rival: una Venezuela no ya diezmada, sino algo desnaturalizada como desnaturalizado está en gran medida el fútbol hoy y, digámoslo, esta Copa América organizada a tontas y a locas.
Sí. Sirve el 3-0 casi avaro de Brasil para confirmar el dominio continental del equipo de Tité, uno que antes de Rusia 2018 se había propuesto ser absolutamente competitivo frente a los europeos, pero sucumbió en el intento, y que ahora aparentemente no tiene rival en la comarca. Es el campeón vigente del torneo, invicto con puntaje perfecto en las eliminatorias. Apunta a los europeos.
Brasil no necesita jugar bien, sino haciéndolo casi con aburrida displicencia es capaz de vencer a selecciones francamente menores en jerarquía, parafraseando al Celso Ayala de la semana pasada, como Venezuela y Paraguay, los últimos rivales de la canarinha.
¿Los goles del trámite? A los 23 el dúctil Marquinhos, Neymar esta vez no falló a la primera el penal a los ‘64 y Gabigol puso el tercero (‘89).
Neymar
Se divierte, pero también se excede. Así y todo Neymar juega y hace jugar. Metió y sirvió otro para la victoria.