Del mismo modo que la IA tiene un gigantesco potencial creador al dotar a la máquina de un proceso por el que emular el aprendizaje humano, esto también le brinda grandes capacidades destructivas y para hacer el mal, como por ejemplo mediante la elaboración y difusión de virus, troyanos y programas informáticos malignos.
“Los piratas informáticos usarán cada vez más la inteligencia artificial para lograr malware que sea más destructivo“, explicó la directora social de Ingeniería de Software de Microsoft, Glaucia Faria Young. “Esto es algo que ya empezó a ocurrir y desbordará los modelos de seguridad usado tradicionalmente. Son ataques más complejos y más ampliamente distribuidos. Por ello, es más fácil que no sean detectados”, apuntó.
PRECISIÓN. Los sistemas de inteligencia artificial son capaces de incrementar la velocidad y precisión de los ataques y a la vez, burlar los antivirus convencionales, ya que estos están programados para buscar características de código concretas, que en el caso de los programas de IA no son necesariamente evidentes.
Un ejemplo es la capacidad del aprendizaje automatizado para esparcir un virus ampliamente, sin causar ningún daño y sin levantar sospechas, pero activarlo súbitamente cuando se infecta el equipo o equipos deseados, por ejemplo, los ordenadores de una empresa concreta, de un individuo o de un ente público.
A diferencia del “malware” tradicional, que daña todos los equipos por los que atraviesa y, por tanto, es más fácil detectarlo y ponerle freno, un sistema de IA puede avanzar “dormido” hasta llegar a su objetivo, reconocerlo (por ejemplo, mediante reconocimiento facial o acústico) y activarse.
“El modo para contraatacar es servirnos también de la inteligencia artificial para adelantarnos a los ataques”, explicó Young, quien destacó las potencialidades de esta tecnología para identificar patrones y anomalías de manera rápida y en profundidad entre enormes cantidades de datos.
AMENAZAS. El equipo que dirige Young, por ejemplo, se sirve de un sistema propio de aprendizaje automatizado que, en lugar de perseguir interacciones previas de código maligno como era habitual, trabaja usando factores de riesgo en el análisis de cerca de 8 billones de señales que recibe a diario.
Junto a la inteligencia artificial, los responsables de ciberseguridad de Microsoft vaticinan otras cuatro tendencias que los cibercriminales aprovecharán en 2020. Así figuran los ataques a las cadenas de valor del mercado si estas no están coordinadas, a “nubes” públicas (con plataformas de servicios en línea), la creciente fragilidad de las contraseñas digitales y la aparición de operaciones estatales.
En el caso de las cadenas de valor del mercado, analistas destacan la importancia de que firmas, clientes y proveedores actúen de forma coordinada para prevenir ataques, puesto que si solo uno de estos actores se protege, los piratas informáticos pueden perjudicar de igual modo atacando a otras piezas de la cadena.
En cuanto a la nube, se trata básicamente de una cuestión de volumen: Con más empresas y particulares migrando a estos servicios, la nube pública se convierte en un objetivo de lo más suculento para los “hackers”.
En el caso de las contraseñas, el debate lleva abierto desde hace tiempo, aunque se intensificó durante los últimos años: Pese a su prevalencia, son sistemas de seguridad poco eficientes y vulnerables, y los expertos recomiendan avanzar paulatinamente a modelos de autentificación de dos o más factores (que incluyen, por ejemplo, reconocimiento biométrico).
Finalmente, las operaciones de cibercrimen orquestadas desde Gobiernos del mundo son uno de los mayores retos que deben afrontar la ciberseguridad, ya que implica un cambio sustancial en la fisonomía del enemigo: ya no se trata de cuatro informáticos en un sótano librando una guerra por su cuenta, sino de grandes equipos con apoyo estatal.
La tecnología será una aliada para el control migratorio
Es el año 2035. Un inmigrante quiere instalarse en Francia, pero el análisis de sus comportamientos gracias a macrodatos sugiere a las autoridades que no se integrará adecuadamente. Su solicitud es rechazada ¿Ciencia ficción? No estén tan seguros de ello, estima la OCDE.
En los próximos años, es probable que el cambio climático, los trastornos geopolíticos y el envejecimiento de la población acelere el flujo migratorio. En tanto, otros factores, como las nuevas tecnologías, podrían “cambiar el juego”, según anticipó recientemente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Estas proyecciones para cerca del 2035 no son una imaginación, ya que son escenarios “plausibles y perturbadores”, según el informe. Por ejemplo, en base a datos personales y con “los avances tecnológicos” se podría “seleccionar a inmigrantes sobre la base de estimaciones precisas y detalladas de su potencial de integración”.
Reino Unido ya usa, por seguridad, macrodatos para su proceso de visas, y EEUU pide a migrantes el acceso a sus redes sociales, señala el informe. Su generalización podría acarrear dilemas éticos, pero también “conducir a mejores procesos de integración y a una mayor aceptación pública de la migración”, estima la OCDE.
“Los escenarios planteados podrían tener impactos gigantescos. Imaginemos la predicción del comportamiento en base a datos personales. La selección sería en función de la probabilidad de que alguien se enferme, cometa un delito, se integre con mayor o menor facilidad, aprenda un idioma. No estamos lejos de eso“, afirma Jean-Christophe Dumont, jefe de migraciones internacionales de la OCDE.
Otra hipótesis planteada es que ya no se podría vivir en la clandestinidad, ya que los gobiernos podrían geolocalizar a los clandestinos y saber su ubicación exacta en tiempo real. AFP