La construcción del nuevo complejo está valorada entre 70 y 100 millones de reales (entre unos 34,8 y 45,4 millones de dólares), explicó a Efe Emerson Vidigal, uno de los arquitectos de la empresa Estudio 41, encargada del diseño del proyecto.
Con más de 4.500 metros cuadrados, diecisiete laboratorios y un área de alojamiento con capacidad para 64 personas, la nueva “Estación Antártica Comandante Ferraz”, ubicada en la isla del Rey Jorge, empezará a ser construida a partir del próximo verano (austral) 2013-2014.
“El diseño de la estación ya está realizado, y el próximo octubre se llevará a cabo un concurso internacional para escoger a la empresa que se encargará de su construcción”, según Vidigal.
Custodiada por la naturaleza y sometida a un clima hostil, la nueva base contará con una estación de laboratorios mucho “más equipados y modernos” que los anteriores para facilitar la tarea de los investigadores en el continente blanco.
“Las investigaciones científicas en esta región son de indudable importancia para entender el funcionamiento de la Tierra. Son esenciales para esclarecer las complejas interacciones entre los procesos naturales globales y de la Antártida”, dijo a Efe el capitán de la Marina brasileña Geraldo Juaçaba.
El proyecto combina la respuesta a las exigencias científicas de la base y el respeto a medio ambiente.
“Un aspecto prioritario ha sido la adopción tecnologías dirigidas a minimizar el impacto ambiental, en función de las preocupaciones con el medio ambiente que envuelven el continente”, puntualizó el capitán.
El edificio está organizado en dos alturas, con bloques sujetos a través de pilares regulables capaces de soportar los cambios de temperatura y los efectos del deshielo que sufre la Antártida, donde se llegan a registrar temperaturas de hasta setenta grados bajo cero.
El continente blanco tiene las temperaturas más bajas del planeta, vientos de hasta trescientos kilómetros por hora y catorce millones de kilómetros cuadrados cubiertos en un noventa por ciento por una capa de hielo 2.500 metros de espesor.
Un incendio registrado en 2012, en el que murieron dos militares, destruyó más de dos terceras partes de la antigua base, incluido el edificio principal, donde estaba situada la residencia.
El fuego consumió parte de los laboratorios y con ello todo el material para estudios recogido en el anterior verano austral y que debía servir de base para investigaciones durante el año.
“Para evitar que este tipo de situaciones se repitan, la nueva base tendrá mayores medidas de seguridad, como la creación de barreras cortafuegos y adopción de sistemas de combate y extinción de fuego”, aseguró Juaçaba.
Según el militar, en la estación, inaugurada en 1984, se realizaban veinte proyectos científicos de media al año, que garantizan la permanencia de Brasil en el “selecto” grupo de países que poseen el estatus de Miembros Consultivos del Tratado de la Antártida.
Está previsto que la inauguración de la nueva base se demore al menos hasta 2015, ya que, según Vidigal, tan sólo es posible trabajar en el área durante los meses de verano.
Si todo acontece según lo previsto, los investigadores brasileños podrán regresar entonces a este inhóspito lugar para intentar comprender más acerca de las pautas del cambio climático, cuyas consecuencias ocasionan el deshielo de parte de los glaciares de la Antártida y la subida del nivel del mar.
Alba Santandreu