BRUSELAS
La Comisión Europea puso en marcha este miércoles el proceso de ratificación del acuerdo comercial con los países del Mercosur, que enfrenta la reticencia de Francia y tendrá que ser aprobado por los 27 países del bloque y el Parlamento Europeo.
El ejecutivo europeo validó el acuerdo comercial con el bloque sudamericano y prometió garantías “sólidas” para proteger el sector agrícola, muy crítico con el pacto.
La adopción por parte de los comisarios europeos es el primer paso antes de someter este tratado de libre comercio a los Estados miembros y a los eurodiputados en los próximos meses.
Según una fuente europea, Bruselas quiere actuar con rapidez y espera alcanzar un acuerdo con los Veintisiete antes de que termine 2025, mientras el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ocupe la presidencia rotatoria del Mercosur.
INTERCAMBIO. Este acuerdo debe permitir entre otros que la Unión Europea exporte más automóviles, maquinaria y bebidas alcohólicas a Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
A cambio, facilitaría la entrada de carne, azúcar, arroz, miel o soja latinoamericanos, con el riesgo de debilitar algunos sectores agrícolas europeos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Mario Lubetkin, recibió con “alegría” la noticia, afirmando que este acuerdo es el “más importante en absoluto del Mercosur pensando en los próximos 5, 10, 15 o 20 años”.
Para la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, “se trata de un acuerdo beneficioso para todas las partes, con ventajas significativas para los consumidores y las empresas” de ambos continentes.
Sin embargo, desde que concluyeron las negociaciones en diciembre, los sindicatos de agricultores europeos se han mostrado muy críticos.
RECHAZO DE SINDICATOS AGRÍCOLAS. Dos sindicatos agrícolas de Francia, FNSEA y JA, aseguraron este miércoles que el acuerdo sigue siendo “tóxico” y pidieron al presidente Emmanuel Macron “expresar públicamente su clara oposición a este acuerdo”. Francia ha reiterado su oposición a ese proyecto de tratado, que considera una amenaza para su producción, al tiempo que reclama medidas suplementarias de protección. El proceso de ratificación coincide con la tormenta política en Francia, donde el gobierno podría caer el lunes si el primer ministro, François Bayrou, no supera una moción de confianza.
Para tranquilizar a Francia, Bruselas promete completar el acuerdo con un “texto jurídico” que refuerce las medidas de salvaguardia para “los productos europeos sensibles”. El ejecutivo se comprometería a intervenir en caso de que el acuerdo tuviera repercusiones negativas en sectores como el de la carne de vacuno, el azúcar y los biocombustibles.