20 jun. 2025

La alegría de la Resurrección

Por P. Víctor Urrestarazu
vurrestarazu@villamorra.org
Nunca falta la alegría en el transcurso del año litúrgico, porque todo él está relacionado, de un modo u otro, con la solemnidad pascual, pero es en estos días cuando este gozo se pone especialmente de manifiesto. En la Muerte y Resurrección de Cristo hemos sido rescatados del pecado, del poder del demonio y de la muerte eterna. La Pascua nos recuerda nuestro nacimiento sobrenatural en el Bautismo, donde fuimos constituidos hijos de Dios, y es figura y prenda de nuestra propia resurrección. “Dios –nos dice San Pablo– nos ha dado vida por Cristo y nos ha resucitado con Él”. La alegría verdadera no depende del bienestar material, de no padecer necesidad, de la ausencia de dificultades, de la salud. La alegría profunda tiene su origen en Cristo, en el amor que Dios nos tiene y en nuestra correspondencia a ese amor. Se cumple –ahora también– aquella promesa del Señor: “Y Yo os daré una alegría que nadie os podrá quitar”. Nadie: ni el dolor, ni la calumnia, ni el desamparo..., ni las propias flaquezas, si volvemos con prontitud al Señor. Esta es la única condición: no separarse de Dios, no dejar que las cosas nos separen de Él; sabernos en todo momento hijos suyos.