Fuentes de dicha dependencia policial confirmaron a Última Hora dos días específicos en que Pedro Acosta visitó a su colega (prestamista) en su lugar de reclusión: Los días 19 y 26 de diciembre del año pasado. Sus datos se encuentran registrados en el libro de visitas de la Agrupación Especializada.
Estas dos fechas fueron corroboradas a partir del relato de una presunta víctima del esquema de doble estafa. Sin embargo, existen otras versiones que indican que el supuesto reclutador visitó en más ocasiones a Ramón González Daher mientras estuvo preso.
Incluso, existen fotografías de Pedro Acosta estando en la celda de su amigo, el empresario luqueño caído en desgracia, y las mismas también fueron corroboradas por policías, quienes confirmaron que se trataba de una de las habitaciones de la zona de reclusión de la Agrupación, por el color de las paredes y puerta, entre otros.
EL ESQUEMA. Según una denuncia que investiga la fiscala Natalia Cacavelos, el empresario Pedro Acosta ofrecía créditos rápidos y hacer negocios con él. Para hacerlo operativo, el interesado en el negocio recibía de Acosta un cheque diferido por el monto solicitado y a cambio le entregaba como garantía otro cheque por la misma cantidad; lo que se llama cambios de hojas.
La futura víctima, al acudir en ventanilla con los cheques diferidos, los bancos o financieras le daban el dinero, pero cuando llegaba el plazo (de 60, 90 y 120 días) para cobrar la deuda, estos cheques no podían ser efectivizados por orden de no pago que pedía Acosta y luego ya por insuficiencia de fondos. Por esto, las entidades bancarias iban al endosante, que en este caso era la víctima, y pedían que pague el valor de ese cheque.
Aparte, supuestamente, los cheques que entregó la víctima a Pedro Acosta como garantía, este los negociaba con Ramón González Daher, quien luego exigía cobrar la deuda, pero coincidentemente las sociedades de Acosta quebraban y el apriete, entonces, era al que libró el cheque.
Del sistema utilizado, según denuncias, era muy difícil salir, ya que Acosta pedía cada vez más cheques para cambiar, incluso, amenazas de por medio cuando le requerían que pague él sus deudas.
En ese momento entraba RGD, presuntamente, con los cheques que las víctimas dieron a Acosta y que fueron a parar en sus manos. Así comenzaba la extorsión para cobrar los saldos que figuraban en los cheques, más los intereses.
Inclusive, luego de salir de prisión (a donde fue a parar justamente por el tema de usura y lavado de dinero), Ramón González Daher seguía operando, haciendo llamadas o enviando mensajes a sus deudores, y a quienes nada tenían que ver con él.
Actualmente, Pedro Acosta enfrenta un proceso penal por una denuncia de estafa, apropiación y producción de documentos no auténticos, ya que utilizaba chequeras de otros y no pagaba las deudas de los negocios que hacía con estas, según la imputación.