12 may. 2024

Joven pilarense transforma árboles caídos en verdaderas obras de arte

Tras quedarse sin trabajo en la pandemia, se fue a vivir al campo. Lejos del estudio contable donde trabajaba y la carrera que estudiaba, recibió la inspiración de la naturaleza: Darle vida a las “maderas muertas” del monte.

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Reseteo. Para Oliver fue una revelación de amor este arte.

A lo largo del desarrollo de la civilización, el ser humano fue descubriendo nuevas formas de utilizar la madera; para hacer fuego, construir refugios, abrigos y fabricar herramientas o muebles. Sin embargo, además de las preocupaciones tradicionales relacionadas con el origen de la madera, que debe extraerse de áreas de reforestación o manejo sostenible, es necesario preocuparse también de su descarte para evitar su extinción y colaborar con la preservación del medioambiente.
Por fortuna, existen artistas que aprovechan este material, resignificándolos y transformándolos en verdaderas obras de arte. Entre ellos se destaca, Oliver Riveros, de 28 años de edad. Estudiaba la carrera de Administración de Empresas y ya en la etapa final, comenta, trabajaba en estudio contable.

En 2020, con el advenimiento de la pandemia del Covid-19, como a miles les pasó, se quedó sin trabajo.

Lejos de amilanarse, esa situación le impulsó a tomar una decisión: “Fue entonces que decidí emigrar al campo, en este ambiente de tranquilidad comencé a explorar el monte y durante mis recorridos observaba cómo la naturaleza creaba nueva vida”, cuenta.

De los árboles caídos, por efecto de algún temporal o el paso de los años, en el mismo ambiente observaba que iniciaban nueva vida los árboles, brotando de nuevo. “Fue el momento que decidí cambiar mi vida, pensando que de esos troncos no solo podría servir para leña”, describió la escena que tal vez impulsó dentro suyo una veta artística.

En palabras del artista, el primer paso es una “cacería del tesoro” hasta encontrar las maderas correctas. Después, se inicia un laborioso proceso de carpintería para limpiar, lijar y cortar las piezas. Solo después de este tratamiento es posible revelar el color de la madera, visualizar el montaje de los cuadros y paneles, y diseñar composiciones, colores y formas.

“Muchas veces se improvisa; otras, el producto final necesita ser calculado y previamente dibujado”, refiere.

Para Oliver, es una historia de amor por la naturaleza y por el arte de transformar la madera muerta del monte en obras de arte únicas. Fue así como descubrió que la madera muerta del monte podía llegar a recobrar vida.

Entre grietas, distintas texturas, colores y formas, encontró su inspiración y su materia prima. Con habilidad y destreza, transforma cualquier porción de madera en una obra de arte. “Hay que seguir adelante, porque en muchos lugares hace falta el espíritu emprendedor”, dice. Es por eso que decidió iniciar la carrera de Ebanistería en el colegio Técnico Juan XXIII de Pilar.

A partir de su contacto con el monte y la madera muerta, aprendió no solo de técnicas y formas de trabajar. Y es precisamente esa conexión con la naturaleza lo que le da fuerza y lo inspira a seguir adelante, transformando la madera en arte y creando belleza en la región.

“Si hablamos de madera y de cómo esta se puede utilizar para elaborar los diferentes productos que nuestros artesanos elaboran a lo largo y ancho del país, es importante recalcar que esta se clasifica inicialmente en dos tipos: Maderas duras que son como el Tajy, Guatambu, Yvyraro, Curupay y el Quebracho, entre otros”, apuntó.

Este emprendedor, frente a las dificultades económicas ocasionadas por la pandemia, demuestra que todo es posible en la vida, remarcando que nunca uno debe dejarse llevar por las adversidades. El artesano montó un taller en su domicilio en Pilar, donde a diario recibe los pedidos de clientes asiduos y nuevos.

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Obra. Convierte maderas muertas del monte en material de arte.

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Ingenio. Montó un taller en su casa y ya se hizo de clientela.

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Prueba. El caso de Oliver demuestra que de las crisis o adversidades, pueden surgen oportunidades.

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