Por Patricia Cañete
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Todo lo que se deshecha a él le es útil como materia prima para dar forma a sus creaciones en su pequeño taller de herrería. Sixto Cubilla, con sus 32 años, optó por buscar su independencia económica y se dedicó al oficio que le apasiona: darle forma al hierro.
Hace un año y medio quiso mostrar objetos novedosos a partir de este elemento al que moldea y convierte en juego de sillones, objetos decorativos y utensilios como portamate y tereré, portarrollo y portabolsa de residuos.
La creación más llamativa son los sillones hechos de tambores, a los que dedica dos semanas para terminar un juego completo, previendo todo los detalles como retirarle el filo que pueda tener y lograr que queden cómodos y firmes, según cuenta.
Sixto quiso innovar con sus creaciones y fue en ese momento que nació la idea de aprovechar los tambores. Tomó un cartón como molde y sacó el diseño que luego de dos semanas quedó terminado y gustó porque ya se vendieron 4 juegos, dice orgulloso.
Su familia también está involucrada en el negocio. La pintura y la terminación de los trabajos están a cargo de su esposa y sus tres hijos, sus principales ayudantes en esta tarea que eligió para garantizar el sustento diario de su hogar.
“Hace exactamente un año y medio que comencé con esto de los tambores. Trabajé cuatro años en una herrería, salí de ahí y busqué mi independencia económica y empecé a comprar para mis herramientas y seguir trabajando”, recuerda mientras pinta un soporte de metal de portaplanteras preparadas de viejas cubiertas.
No duda en resaltar que la herrería es lo suyo y que pretende posicionarse en el mercado con sus trabajos. “Estamos consiguiendo lo que queríamos con mi familia, todavía no es lo que esperamos pero estamos saliendo adelante y me gusta lo que hago, paso bien y es muy relajante”.
PROYECTO. Oriundo de Yaguarón, Sixto se instaló en el barrio Santa María de la ciudad de Fernando de la Mora hace 10 años y es allí donde quiere concretar un proyecto a corto plazo, montar un lindo local equipado artísticamente.
Aunque no cuenta con un gran capital, de las ventas ya logra sacar una ganancia y seguir en la búsqueda de los elementos de trabajo. Ahora, la gente de la zona ya conoce su trabajo y se encargan de acercarles los objetos que prefieren desechar. “Todo lo que venga me sirve, lo que la gente tira a mí me sirve para trabajar”, reiteró.
Unos viejos sillones que ya estaban tirados, Sixto llevó a su casa, les pasó lija y retiró el cable viejo que reemplazó por chapas metálicas. Al soporte de la mesa le colocó como base vidrio y quedó un nuevo juego de sillones, ideal para el jardín.
Por el momento, sus objetos terminados están en exposición en la vereda de su vivienda donde llegan los interesados en llevar algo novedoso.
INICIALES
El taller D-KAL de Sixto Cubilla lleva las iniciales de los nombres de sus tres hijos David, Karen y Lucas. Allí se encuentra de todo para el hogar, como un juego de sillón de tres piezas hecho de tambores incluida la mesa a un costo de 1.200.000 guaraníes; el otro juego los vende a 1.000.000 de guaraníes y aumenta de acuerdo a la cantidad de piezas. Los portamate o tereré se encuentran desde 100.000 guaraníes. Las champañeras hechas de viejas garrafitas las vende también a 100.000 guaraníes. Desde 30.000 guaraníes se encuentran objetos decorativos.