15 sept. 2025

Jesús da sentido a nuestro cansancio

Hoy meditamos el Evangelio según San Mateo 11:28-30.

La Sagrada Escritura habla a menudo de la vida en términos de peregrinación: caminamos, personalmente y como pueblo, hacia un descanso del que no podemos disfrutar aquí plenamente.

Sin embargo, quien nos procurará ese descanso, Cristo, camina con nosotros; es más, camina “en nosotros”, y por eso el descanso ya es posible mientras peregrinamos, aunque no lo podamos experimentar en plenitud. La clave está en darnos cuenta de la presencia de Jesús en nuestros corazones y en ponernos en sus manos: en caminar en diálogo con él, compartiendo con él todos nuestros deseos y afanes.

Poco antes de las palabras que leemos en el Evangelio de la misa de hoy, Jesús ha hablado de la necesidad de buenos pastores que vayan a trabajar a la abundante mies (Mt. 9,35-38); ha elegido a los Doce Apóstoles y les ha dado instrucciones para la misión (Mt. 10:1-42); ha hablado de la actitud de aquellos a los que se predica el Evangelio (Mt. 11:1-24); y ha entonado una preciosa acción de gracias al Padre por haber querido revelar cosas tan grandes a los pequeños (Mt. 11:25-27).

No solo produce cansancio y agobio el normal peregrinar de la vida, sino que a eso hemos de añadir el producido por la misión. Aunque, de hecho, toda nuestra vida cristiana es misión: no son dos cosas que se puedan separar.

El cansancio y el agobio también pueden venir por la falta de escucha de aquellos a los que hemos sido enviados. Cristo nos ayuda a dar sentido a ese cansancio (cfr. Col. 1:24). Y a realizar la misión de llevar el Evangelio y hacerlo vida propia con rectitud de intención. No hablamos de Dios tan solo a los que sabemos que van a responder. Dios, al enviar a Jeremías y Ezequiel, les dijo que muchos no los escucharán, pero que nadie podría ya decir que no había habido un profeta entre ellos (Jr 7,27; Ez 2,5).

… Con su corazón, el peso de la vida, sin dejar de ser peso, se lleva de otra forma. Así lo expresaba San Pablo: “Estoy convencido de que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria futura que se va a manifestar en nosotros”.

(https://opusdei.org/es-py/gospel/evangelio-feria-v-decimoquinta-semana-tiempo-ordinario/)