Cada uno de los países sudamericanos fue afectado de forma diferente por el Covid-19. Por ende, al fútbol profesional –como actividad social y económica– también se vio afectado así. Del menos infectado (Paraguay) al más convaleciente (Brasil), América del Sur es una de las zonas más afectadas por el virus. En ese contexto, se propone la vuelta de los torneos nacionales. Un regreso no exento de conflictos.
Los confirmados. Después del fallido retorno en Paraguay, las miradas están puestas en Ecuador. El pasado 10 de julio el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional confirmó el 29 del corriente como fecha del arranque de la LigaPro. Esto dependiendo del comportamiento del virus que en Quito causa estragos. Se pretende jugar un partido previo el 22, en donde se pondrían a prueba los protocolos aun debatidos. Aunque la promesa está sujeta con pinzas, por ahora es Ecuador el país en donde el fútbol sudamericano volverá.
Si no, casi con seguridad, será en Uruguay. Su caso (como en muchos ámbitos de su vida social) es paradigmático. País con tradición democrática y único en donde no hubo cuarentena obligatoria, no hay muchos infectados. Desde el 15 de junio los clubes entrenan. Los orientales no se apuraron por definir fecha. Pero el pasado jueves confirmaron que el fútbol regresa a lo grande en el país de Obdulio Varela, el 8 de agosto: Un fin de semana con el clásico Nacional-Peñarol.
En Brasil cartola es una palabra despreciativa que los hinchas utilizan para designar a los dirigentes de clubes. Designa, originalmente, el elegante sombrero de copa. El director de Placar y columnista de Folha do São Paulo, Juca Kfouri, recordó que hace treinta años el mayor desafío de la revista que dirige no consistía en la competencia brutal con los otros medios, sino en entender a los dirigentes: Cartolas que organizaban torneos enrevesados con reglas absurdas. Según Kfouri, Jair Bolsonaro, presidente del Brasil, es un cartola en el Gobierno. “Para cumplir la voluntad irresponsable del Presidente de la República, Flamengo ha forzado el rápido regreso de los juegos, sin el acuerdo de Botafogo y Fluminense”, escribió en junio con respecto a las semifinales del torneo carioca en el que el miércoles pasado se consagró Flamengo luego de idas y venidas. “El fútbol regresó a Río, pero no regresó; y volvió nuevamente”, ironizó Kfouri.
Solo unas horas después de que el 6 de julio el gobernador de São Paulo, João Doria, afirmara que los clubes que tienen sus sedes en su Estado no están habilitados para comenzar a competir en el Brasileirão, la Confederación Brasileña de Fútbol anunció que el campeonato comenzará el 9 de agosto. Esa sigue siendo, por ahora, la fecha oficial.
Los inciertos. “La vuelta al fútbol parece lejana”, aseguró Matías Lammens, ministro de Turismo y Deportes argentino, el 28 de mayo. Hasta hace unas semanas, no había nada claro en torno al regreso en Argentina. Pero luego Lammens concedió una entrevista a una emisora y una cercana esperanza brotó: “Si las condiciones se van dando, en septiembre podríamos tener fútbol”, palpitó el dirigente.
Hace unos días se filtró el borrador del nuevo formato de la Copa de la Liga Profesional y una posible fecha de inicio de la competencia: 27 de setiembre. Los entrenamientos deberían empezar en agosto, pero el documento aun no es oficial ni han regresado los entrenamientos.
En Bolivia no hay protocolo. En un país convulso políticamente y con elecciones gubernamentales en puerta, ni en el altiplano ni en el llano hay visos de que el fútbol regrese, a pesare de que fijaron como meta setiembre. A principios de este mes se conformó una mesa de trabajo especial, pero nada es oficial en medio de un conflicto por derechos televisivos entre la federación y seis clubes.
Perú cuenta con protocolo de la Federación aprobado por las autoridades, pero no hay fecha de inicio. Piensan que puede ser en agosto, más no antes de la segunda quincena. En cualquier caso, en Lima (la única ciudad en la que se jugará el campeonato) no hay nada confirmado, aun cuando las prácticas han regresado hace cuatro semanas.
Los posibles. En Chile y Colombia hay fechas tentativas de regreso y las condiciones sanitarias parecen cooperar. Venezuela vive un caso diferente. En Chile, donde Sebastián Piñera, presidente del país e hincha de la Universidad Católica, soportó durante meses manifestaciones que exigían su renuncia, la cuarentena se fue dando por comunas desde el 15 de marzo. La Comisión Retorno se creó en abril. El 31 de julio era la idea de la vuelta, pero no se dio. Hasta ahora los protocolos no han sido homologados por el Ministerio de Salud. El plan B es regresar el 15 o 22 de agosto. Sin embargo, en Santiago de Chile, ciudad que albergó una final del mundo en 1962, todavía no se entrena siquiera.
En Colombia el caso parece más simple, pero aguarda su final feliz. El 17 de julio terminaron las pruebas sanitarias en las instalaciones y se siguen haciendo testeos. Se calcula el regreso para alrededor del 27 de agosto, un día después del fin del cronograma previo aprobado por el Gobierno. Faltan “detalles”: La evaluación constante de la situación sanitaria general y, en particular, los casos de futbolistas de primera división contagiados, solo siete esta semana que pasó.
En Venezuela, como todo últimamente, las cosas son más complicadas. La Liga está parada, pero el ente administrador privado (FutVe) no acepta el paro. Quiere comenzar ya, por obvias razones económicas. Tampoco es reconocido por la FIFA, que empodera a la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) en las decisiones. Por lo que no existe fecha para comenzar a jugar, aunque se manejan tres ciudades en los que tendría lugar la competencia.
Como se vio, la región pulsa el nuevo rodaje del balón, pero también se debate en acomodos internos en los que no faltan los tropiezos: Paraguay es el ejemplo cabal.
2 Torneos tienen previsto arrancar en julio. Paraguay, con retraso en lo establecido y el otro es Ecuador el 29.
8 Asociaciones sudamericanas restan clarificar sus panoramas, previa elaboración de protocolos y su confirmación.