23 abr. 2024

Itaipú: “Cuidado con Itamaraty, porque no se rinde cuando tiene sus ideas”

Conrado Pappalardo fue uno de los diplomáticos paraguayos que estuvieron en el inicio de lo que hoy son Itaipú y Yacyretá. Relató que Brasil quería el 100% de la central y alertó de la dureza de Itamaraty.

Testigo principal. El ex embajador participó de las reuniones previas a  la firma de los tratados de Itaipú y Yacyretá.

Testigo principal. El ex embajador participó de las reuniones previas a la firma de los tratados de Itaipú y Yacyretá.

Siendo hombre de confianza de Alfredo Stroessner, el ex director de Ceremonial del Estado y ex embajador extraordinario, desde muy joven conoció las intenciones de los diferentes presidentes que pasaron por los gobiernos de Brasil y Argentina en los años previos a la firma de los tratados de las binacionales. Próximo a lanzar su libro de memorias sobre estos acontecimientos, Pappalardo adelantó a ÚH algunos puntos fundamentales. Indicó que las negociaciones nunca fueron fáciles y narró cómo Brasil incluso buscó adueñarse de Itaipú en su momento. Por ende, apuntó que el Gobierno de Mario Abdo Benítez debe tener cuidado con Itamaraty, pues los diplomáticos brasileños nunca se rinden.

-¿Cómo se da su participación en las negociaciones por las binacionales?

-Yo participaba en las negociaciones de Itaipú y Yacyretá en representación del presidente de la República. Muchos preguntan por qué el presidente me tenía mucha confianza. Hay un solo motivo: fue compañero de mi papá, José Pappalardo, en la Guerra del Chaco, fueron artilleros. Y eso para él (Stroessner) era sagrado. Tuvo cuatro compañeros a los que les dio ese trato, confiaba en ellos.

-¿Cuándo se empieza a pensar en Itaipú?

-Los brasileños empezaron a hacer estudios sobre los Saltos del Guairá y del aprovechamiento hidroeléctrico a nuestras espaldas, sin consultarnos y sin avisarnos. Por lo visto no nos consideraban. En una oportunidad, le invitan al canciller paraguayo Hipólito Sánchez para hacerle un homenaje en Río de Janeiro, dado que era miembro de la Academia de la Lengua Española. Allí estaban las autoridades brasileñas más importantes y en medio de las conversaciones le cuentan al embajador sobre los estudios que se estaban haciendo. Nosotros ni sabíamos.

-¿Cómo se tomó eso acá?

-Vuelve Hipólito Sánchez y le informa al presidente. Stroess-ner pidió que se haga un escándalo internacional, se protestó, se reclamó al Brasil que no se puede hacer un estudio sobre un río internacional, sin que el Paraguay esté de acuerdo. Eso fue en 1955.

-¿Dejaron de hacer los estudios en ese momento?

-Ellos no respondieron a las protestas del Paraguay. Entonces, como nosotros hicimos un escándalo, Brasil contrata un ingeniero para que realice los estudios de una hidroeléctrica aguas arriba de Salto del Guairá, a 180 kilómetros aproximadamente, solo en territorio brasileño. También volvimos a protestar, porque se trataba de aguas internacionales. La propiedad iba a ser exclusiva del Brasil, la potencia era del 80% de lo que tiene Itaipú, pero la central iba a ser completamente suya. A partir de ese momento ellos insistieron en que solo 20% tenía que darse al Paraguay en un futuro emprendimiento.

-¿Por qué sostenían esto?

-Hacían un cálculo raro, decían que Paraguay en la historia no iba a consumir más del 20% de la potencia. El Gobierno paraguayo decidió ponerse duro y esa pelea se prolongó hasta 1972. En 1956, Paraguay hizo una reunión, para la que se convocó a la gente más calificada, de todos los partidos políticos. Vinieron los liberales, febreristas, colorados, historiadores y militares. Se estableció la posición paraguaya en este tema. Como primer punto, que el 50% de la empresa hidroeléctrica sea de Paraguay.

-¿Qué pasó después?

-Asume João Goulart en Brasil y en 1963 le envía al ministro de Energía Antônio Ferreira de Oliveira Brito, quien le dice al presidente Stroessner que Brasil no va a poner una sola estaca para la hidroeléctrica sin que el Paraguay esté de acuerdo. Cambiaron totalmente la actitud. A Goulart le debemos una estatua, un monumento o una avenida. El 19 de enero de 1964 le invita a Stroessner a su estancia en Corumbá y fuimos. Se le explicó todo el problema y Goulart le dice que tomó la decisión, como mandatario, de que 50% de la obra sea de Paraguay y que no se va a hacer nada sin que esté de acuerdo. Stroessner le pidió que se firme un documento, como un tratado, pero Goulart le señaló que si hace eso, los militares le van a acusar de traidor y que Itamaraty le iba a desautorizar.

-¿Qué hizo entonces?

-Le propuso a Stroessner que, al llegar a Paraguay, haga una declaración a la prensa, en la que comente el acuerdo y que él (Goulart) no va a desmentir. Y nunca desmintió, cumplió su palabra. En Brasil se armó un escándalo, tapas de diarios decían que Goulart traicionó al país, querían que desmienta, pero nunca desmintió. El 15 de abril de 1964 los militares le echaron. Su sucesor, Castelo Branco, ya no opinó sobre el tema. En junio de 1965 ocurrió un grave conflicto de límites. Empezaron las demarcaciones, cuando los brasileños llegan a 20 kilómetros de los Saltos del Guairá, querían forzar que esas caídas queden totalmente en territorio brasileño. El coronel brasileño le dice al mayor Meza Guerrero que tiene órdenes de que esos saltos queden en Brasil y se niega a seguir demarcando. Querían forzar que aceptemos. El Gobierno paraguayo se puso firme en que también nos correspondían.

-¿Y cómo se llega a firmar el Tratado actual?

-En 1965 se firmó el Acta de Foz de Yguazú, por intermediación de Estados Unidos. Los brasileños reconocieron el 50%. Era muy difícil conversar con Brasil, porque ya era una potencia. Sin embargo, después de eso, Itamaraty, que no se rinde, no se entrega, porque ellos tienen sus posiciones y nunca salen de ahí, por lo que hay que tener cuidado; viene con un estudio de utilización de energía. Dicen que Paraguay solo necesitará usar el 20% de la energía. Con un acuerdo comercial quisieron derogar el Acta de Foz. Pero en 1972 se produjo un milagro para nosotros. El presidente argentino Alejandro Lanusse va a Brasilia y le amenaza con una guerra a su par brasileño Emílio Garrastazu Médici si hacía Itaipú, y dijo que tampoco se haría Yacyretá. Los marinos afirmaban que se iba a inundar Buenos Aires.

-¿Cuál fue el desenlace?

-Médici se levanta ofendido de la mesa y le pide a su canciller que llame a los paraguayos, que diga que se aceptan sus planteamientos y que se comience a construir Itaipú. Así se firma el Tratado. Aseguró que no iba a permitir que le vengan a amenazar en su país. Fue un milagro para nosotros.

Ficha Personal
Conrado Pappalardo nació en Asunción, el 8 de febrero de 1935. Estudió Derecho en la UNA y realizó un curso de Derecho Internacional en Georgetown University de Washing-ton. Ingresó al servicio diplomático en 1954. Ejerció como director del Ceremonial del Estado y como embajador extraordinario y plenipotenciario desde 1964.