Se trató de un incidente “no intencional”, según Israel, que prometió una investigación.
La organización World Central Kitchen (WCK) del chef hispano-estadounidense José Andrés, para la cual trabajaban las víctimas del bombardeo, anunció la suspensión de sus acciones en el territorio palestino.
Las víctimas eran originarias “de Australia, Polonia, Reino Unido, uno con doble nacionalidad de Estados Unidos y Canadá, y Palestina”, detalló WCK, una de las pocas oenegés aún presentes en Gaza tras casi seis meses de guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás.
“Lastimosamente, ayer se produjo un trágico incidente, nuestras fuerzas golpearon de forma no intencional a inocentes en la Franja de Gaza”, declaró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
“Son cosas que suceden en una guerra (...), estamos en contacto con los gobiernos y haremos todo lo posible para que no se vuelva a producir”, añadió, en referencia al ataque en Deir al Balah, en el centro de Gaza.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, habló con José Andrés y “expresó su profunda tristeza y sus sinceras disculpas por la trágica muerte del equipo de WCK”, indicó la presidencia israelí en un comunicado, que agrega que el mandatario “dirigió sus condolencias a las familias y allegados” de las víctimas.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, exigió una investigación “rápida e imparcial” sobre lo sucedido, indicó el secretario de Estado, Antony Blinken.
INDIGNACIÓN. La Casa Blanca se dijo “indignada” e indicó que transmitirá “un mensaje claro a Israel de que los cooperantes deben ser protegidos”.
El gobierno británico convocó al embajador israelí para expresar su “condena inequívoca” de lo ocurrido. En Polonia, el viceministro de Relaciones Exteriores, Andrzej Szejna, dijo que Israel debería “indemnizar” a las familias de las víctimas.
Canadá, Italia y España reclamaron una completa investigación. En tanto, Australia afirmó que “Israel debe rendir cuentas”. Bélgica, China y la Unión Europea también se sumaron a la ola de condena por la muerte de los trabajadores.
La Franja de Gaza, confrontada a una ofensiva aérea y terrestre y a un férreo bloqueo israelí, vive una grave situación humanitaria, con sus 2,4 millones de habitantes en riesgo de hambruna, según la ONU.
La guerra estalló el 7 de octubre, cuando milicianos islamistas procedentes de Gaza mataron a 1.160 personas, la mayoría civiles, en el sur de Israel, según un recuento con base a datos israelíes. Entre los muertos había más de 300 militares.
Los comandos islamistas también tomaron unos 250 rehenes. Alrededor de 130 continúan en Gaza, de los que 34 habrían fallecido, según Israel.
En represalia, Israel lanzó una ofensiva para “aniquilar” a Hamás que ha provocado hasta ahora 32.916 muertos, en su gran mayoría civiles, según el último balance del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás en Gaza.