11 nov. 2025

Inversión pública altamente provechosa

La organización de los XII Juegos Suramericanos Asunción 2022 -Odesur- nos dejó mucho más de lo que pensábamos. Pasó de ser un evento de competencia deportiva a ser un ejemplo de cómo una intervención pública bien realizada puede constituirse en un medio para integrar el país al mundo, fomentar la actividad física, generar efectos multiplicadores en la economía y crear un momento de distracción familiar sano y accesible. Es una muestra de la relevancia que tiene la inversión pública cuando es estratégica y eficiente. El Gobierno y la sociedad deben valorar esta experiencia y utilizarla para asumir la responsabilidad de diseñar e implementar una política deportiva integrada a la política económica.

Además de los deportistas que fueron los protagonistas principales, las familias tuvieron la oportunidad de salir a disfrutar eventos de primer nivel, en ambientes seguros, distendidos, aptos para todas las edades y a bajo costo, en muchos casos inclusive gratuitos.

La organización convocó a todo tipo de trabajadores y trabajadoras. Desde el diseño y la ejecución de eventos culturales y artísticos hasta la coordinación de las competencias. En ambos casos se requirieron generar capacidades y poner un gran empeño y toda la creatividad posible para que finalmente brillaran cada una de las actividades planificadas.

La construcción de infraestructura, la puesta en valor de numerosos locales, el arreglo de los espacios verdes entre otras acciones convocaron a un número de trabajadores que difícilmente pueda llegar a estimarse.

El sector turismo tomó respiro. A pesar del corto lapso de los Juegos, generó esperanzas en un escenario sumamente pesimista por los conocidos acontecimientos internacionales. La hotelería, taxistas y otros rubros tuvieron saldos positivos, lo que demostró que una política deportiva puede ser parte de una política económica. El turismo genera empleos directos e indirectos, incentiva carreras no tradicionales ya existentes en nuestro país y con un gran potencial de expansión, atrae inversión y es una fuente de divisas.

En este ámbito económico, queda el gran desafío de tomar el ejemplo y diseñar una política deportiva integrada al sector turismo que permita ampliar los beneficios hacia más sectores. El Ministerio de Industria y Comercio debería convocar a gremios interesados, sistematizar la información y evaluar los resultados del evento de manera a construir una propuesta basada en evidencia que permita en el mediano y largo plazo impulsar nuestro país como un centro turístico.

Paraguay tiene las condiciones para explorar segmentos como el turismo deportivo o ecológico de manera a combinar el fomento al deporte junto con un aumento del valor agregado, pero ello solo será posible si los diversos actores se ponen de acuerdo: Gobiernos central, departamental y municipal, empresarios, trabajadores y la ciudadanía en general.

Más allá de las ventajas económicas, es necesario considerar el importante valor social que tienen, como ya lo demostraron estos Juegos, las oportunidades que proveen el deporte y las demás actividades vinculadas.

La diversificación productiva es un imperativo frente a la histórica volatilidad económica relacionada con la dependencia de pocos productos y pocos mercados externos, más todavía frente al cambio climático que nos está sometiendo a crisis cada vez más seguidas.

Frente a todas estas ventajas, no se puede dejar de lado como un gran logro –aunque no sea posible evaluar o medir– el cambio de ánimo social. Al final, el fin último de cualquier política pública debe ser la felicidad de la ciudadanía, y pareciera que los Odesur contribuyeron a este objetivo. Esperemos que las autoridades aprendan de esta experiencia y convoquen a la sociedad a una amplia discusión sobre el rol del deporte en el bienestar de la población y del Estado en su fomento.