Por Andrés Colmán Gutiérrez- @andrescolman
Video: Fabián Fleitas
Aún en medio del drama y tragedia, sobresalen el ingenio y la creatividad. Es la característica que resalta, al observar el éxodo de las familias que siguen abandonando sus casas inundadas por la creciente del río Paraguay, en el sector conocido como Cerrito, del barrio Tablada Nueva, en el Bañado Norte de Asunción.
“No pudimos salir antes, hasta que el agua ya nos rodeó completamente. Estuvimos esperando casi dos días para conseguir una canoa para sacar nuestras cosas, pero las pocas que hay se estaban usando mucho”, relata Jorge Casco, uno de los jóvenes que estaba ayudando a sus vecinos a sacar a mudarse del sector inundado hacia tierras más altas.
Ante la carencia de embarcaciones más sólidas, Jorge y sus amigos decidieron fabricar ellos mismos una improvisada balsa, usando una plancha de madera de embalaje o palets, y pedazos gruesos amarrados de poliestireno expandido, material liviano más conocido por su marca comercial “isopor”.
“Con esos pedazos de embalajes hicimos nuestra balsa. Nos subimos encima e hicimos la prueba, a ver si navegaba, empujando con un palo largo. Funcionó perfectamente, y así pudimos sacar de las casas hasta electrodomésticos grandes y pedazos, como heladeras y congeladoras, sin que se mojen en el agua”, relata Jorge.
TAMBORES Y BIDONES
. Otros pobladores agudizaron aún más sus ingenios para fabricar embarcaciones de emergencias, utilizando tambores de metal cortados por la mitad, o bidones de plástico de gran volumen, también cortados en forma hueca, que se convierten en embarcaciones.
Otros utilizan varios tambores vacíos, sobre los cuales atan tablones de madera, de manera a construir una plataforma flotante, capaz de soportar el peso de varias personas y de objetos más pesados.
“No tenemos casi ayuda de las autoridades ni de las organizaciones para poder sacar nuestras cosas del agua. Los camiones militares vienen para llevarnos ya desde una zona seca, por eso tenemos que ingeniarnos para quitar nuestras pertenencias de las casas que se han visto inundadas de golpe, de sorpresa, sin darnos tiempo a salir a tiempo”, relata Hermelinda Castillo, pobladora de Cerrito.
Las embarcaciones no solo se utilizan para sacar los enseres domésticos, sino también para evacuar a personas y animales que han quedado varados en medio del agua, así como para realizar periódicos patrullajes acuáticos y verificar el estado en que siguen sus viviendas abandonadas.
VIDAS Y PERTENENCIAS
. “Cada tanto tenemos que regresar a mirar en qué estado están nuestras casas, porque aquí hay muchos ladrones y sinvergüenzas que aprovechan y se roban hasta las puertas y ventanas que quedan”, explica Mario Ramírez, dueño de un almacén que tuvo que ser desmantelado ante el avance las aguas.
Ante la imposibilidad de quitar todas sus mercaderías, Ramírez las tuvo que guardar parte de ellas en un “sobrado”, una especie de plataforma construida al ras del techo, en el interior de su casa, pero cuando regresó a buscarlas, ya habían desaparecido.
“Por eso, cada tanto tenemos que volver y entrar en el agua para ver en qué estado están nuestros domicilios. Para eso necesitamos usar estas balsas. A veces sirven también para salvar vidas, para rescatar animales y personas. La otra vez incluso un vecino entró con su balsa y encontró a una señora que ya no podía caminar, que estaba sentada encima de su techo, esperando. Si él no entraba, ella ya no iba a poder salir”, cuenta Mario.
La gran cantidad de perros que han quedado atrapados por el agua es otro de los dramas habituales. El pasado viernes, un equipo de ULTIMAHORA.COM, que ingresó a bordo de una canoa, pudo ayudar a rescatar a una perrita que estaba abandonada en medio de la vasta extensión de agua desbordada. El animal llevaba allí varios días, casi sin poder moverse y sin poder alimentarse. Finalmente pudo ser llevada hasta la costa más cercana, distante aproximadamente a medio kilómetro del lugar, donde la voluntaria Carla Hernández, de la organización Adoptame, se hizo cargo de llevarla a un refugio seguro.