El Museo de la Ciudad acoge 74 obras de pintores de México y Ecuador que inundados de ideas socialistas, influenciadas por las revoluciones y guerras en América y Europa entre 1910 y 1920, presentaron cuadros con “una fuerte denuncia social”.

El Museo de la Ciudad acoge 74 obras de pintores de México y Ecuador que inundados de ideas socialistas en América y Europa entre 1910 y 1920, presentaron cuadros con “una fuerte denuncia social”. EFE | Ampliar imagen
Los cuadros de los mexicanos Diego Rivera, David Siqueiros, y de los ecuatorianos Oswaldo Guayasamín y Eduardo Kigman, entre otros, “denotan un arte moderno y propio”, dijo a Efe Andrea Moreno, investigadora del Museo de la Ciudad.
Según Moreno, las 40 pinturas de los artistas de México y las 34 de Ecuador rescatan la “identidad” de los dos países, pues en las obras se destacan “grupos subalternos como indígenas, mestizos, trabajadores” y se desplazan a los burgueses.
Ello responde, dijo, a que la revolución mexicana y otros episodios que ocurrieron en Europa y América “marcaron una ruptura en el orden social incluido el arte que busca dejar atrás el arte académico del siglo XIX e instaurar un arte vanguardista y propio”.
Antes de 1920 los cuadros que se exhibían tanto en Ecuador y México, así como en algunos países de Centro y Sur América se presentaban obras en las que se destacaban rostros de gente de poder económico y político, que generalmente eran de descendencia europea.
Pieles blancas, ojos azules, labios finos, cabellos castaños y figuras delgadas se cambiados de forma radical por rostros con ojos rasgados, pómulos pronunciados, cabellos oscuros y cuerpos gruesos.
En la muestra “Voces Silenciosas”, hay cinco obras de Rivera, con rostros indígenas o algún elementos de la cultura mexicana.
Así el cuadro “Día de los muertos” revela a varios indígenas junto a un ataúd con velas encendidas y bebiendo brebajes especiales una tradición típica de México hasta la actualidad.
“El Sueño de lo pobres”, “El niño del Taco”, “Madre proletariado”, “Retrato de Cuca”, también de Rivera son cuadros que denuncian la pobreza en la que vivían los indígenas mexicanos.
Las obras de Siqueiros muestran sucesos de la revolución mexicana y se encuentra la “Primera nota temática para el mural de Chapultepec”, que es un fragmento del mural que está en el castillo del mismo nombre y que cuenta la historia de México.
De él se exhibe el cuadro “Muerte del invasor”, un fragmento de un mural en Chile con el nombre “Muerte al invasor”, de 249 metros cuadrados pintados en dos muros unidos por un material especial.
En el cuadro “Muerte al invasor” se ve el rostro de un hombre con rasgos europeos que está unido por una mejilla a un indígena.
Entre las obras de los ecuatorianos, se destaca la titulada “Los Guandos” de Eduardo Kigman.
Esa obra es la representación de la utilización de los indígenas como “bestias de cargas” por parte de los europeos que les exigían transportar muebles y artefactos, para su comodidad, por lugares prácticamente inaccesibles, dijo Moreno.
Kigman demostró con “Los Guandos” la soledad en la que estaban los indígenas y el maltrato del que eran víctimas por un sistema que se aplacó con las revoluciones armadas y un arte contestatario.