Abono para el alma. Hace 17 años, la licenciada María Asunción Alonso de Franco, había participado por primera vez en un concurso para elegir al mejor jardín del Instituto Nacional del Cáncer (Incan). Junto a otros funcionarios, había puesto manos a la obra para ornamentar su espacio.
Sin embargo, a mitad de concurso la idea quedó marchita, no prosperó.
“Tímidamente empezamos unos cuantos jardines. No pasó a mayormente nada, porque por la mitad el concurso quedó de balde. No llegó a su fin, no hubo premio, no hubo nada”, recuerda María Asunción, quien hace 38 años está en el Incan.
Hace poco más de dos semanas, Asunción estaba preparando el jardín que está frente al departamento de Bioestadísticas, donde realiza su labor a diario, cuando una persona llegó hasta ella. Le preguntó qué le parecía la idea de hacer un concurso de jardines en todo el hospital.
Ella aceptó y luego fueron a plantearle la idea a la directora del Incan, doctora Jabibi Noguera,quien también estuvo de acuerdo. Asunción, como coordinadora de la competencia realizó la invitación a los 36 departamentos, de los cuales participaron 24. De esta manera, hubo 24 parcelas que iban a ser trabajadas.
Los concursantes fueron puestos al tanto de los requisitos y los siete ítems que debían cumplir. También fue conformado un jurado compuesto por una arquitecta, un concejal departamental y una educadora de la ciudad de Capiatá.
Los sobres con la decisión final recibieron hoy tres sindicatos, ya que ellos realizaron la tarea de fiscalizar.
El primer lugar fue del Departamento de Radiología. El segundo puesto, luego de decidir sobre un triple empate, fue para Laboratorio. Los otros dos participantes Estadística y Oncología también recibieron su reconocimiento.
El tercer puesto en la competencia fue para la Dirección Administrativa y anexos, detalló la funcionaria del Incan.
Todos los departamentos participantes fueron premiados con una artesanía. Resaltó que el concurso resultó, sobre todo una fiesta entre quienes se sumaron a la competición.
Preparación y beneficios
María Asunción comentó que el concurso de jardines tuvo como eslogan Hagamos juntos del Incan un lugar más bello y esperanzador.
“Más allá de los premios, todos los funcionarios se prendieron, hubo ese reconocimiento y ese amor hacia la institución como hace rato no se veía”, resaltó.
Según contó, quienes preparaban sus jardines utilizaban tubos de ensayos, recipientes detergentes, ladrillos y todo lo que podía reciclarse para darle forma a su jardín.
Resaltó además que las plantas fueron compradas por los propios funcionarios. También recibieron la ayuda de los jardineros del hospital.
Los concursantes ponían manos a la obra incluso en horas de la noche para tener lista su parcela. Mientras iban tomando forma, la preparación no pasaba desapercibida para los pacientes, quienes ponderaban cómo la ornamentación le daba un aspecto distinto al centro oncológico de referencia en el país.
“La mayor satisfacción, mientras los compañeros iban preparando su jardín, era escuchar a los pacientes que decían que estaba lindo el jardín, que estaba bello, que daba gusto estar en el Incan. En los 38 años que estoy en el hospital, nunca lo he visto lleno de flores. Para mí es una satisfacción”, dice María Asunción.
“En esa semana vino un señor de Francia. Que era paciente francés. Apenas hablaba el español. Con su esposa vino y justamente ella traducía lo que decía el señor y él decía que le recordaba a Francia ver tantas flores así. Entonces yo creo que fue una actividad realmente fuera de serie”, dice con orgullo la funcionaria.
La actividad no solo fue una competencia, enfatiza. Sobre todo en un contexto donde los días no suelen ser nada fáciles para los pacientes. Sobre todo porque un panorama con plantas y flores de varios colores, distinto al monocromo del gris cemento, puede servir para sosegar angustias y también curar el alma.
La iniciativa ya ha despertado también el interés de replicarla en otros hospitales, cuenta María Asunción. Mientras tanto en el Incan, el siguiente desafío que ha plantado el concurso es el mantenimiento de los jardines de parte de cada departamento.
Para la funcionaria que coordinó esta actividad, queda la satisfacción y la alegría de haberle llevado adelante. Por lo que ha significado para los pacientes y para los funcionarios. Algunos que nunca salían de sus oficinas, con entusiasmo participaron de ella, cuenta.
Todo lo vivido también deja una reflexión de su parte. “Hacer que sea como una bola de nieve. Que se vaya incentivando en muchas personas. No solamente en hospitales. Puede ser en los ministerios, tener un jardín lleno de flores. La naturaleza es de Dios, él está en los jardines y en cada espacio del hospital. Y yo creo que eso hemos logrado. Porque hemos sentido su presencia a través de estas flores”.