“El saneamiento moral de nuestras instituciones no será posible ni viable si los órganos encargados de perseguir la corrupción y evitar la impunidad de los corruptos no cumplen a cabalidad su función constitucional”, expresó.
Mencionó que ambas instituciones deben analizar sus decisiones y ver si se ajustan a los principios cristianos. “La corrupción social es un pecado grave. Exhortamos a los cristianos que ocupan cargos de responsabilidad en la función pública, en especial a aquellos que tienen la función de investigar e impartir justicia en el Ministerio Público y en el Poder Judicial, que revisen si su actuación y sus decisiones son coherentes con sus convicciones religiosas y ciudadanas”, refirió.
El religioso admiró el trabajo que realizó el fiscal asesinado en Colombia, Marcelo Pecci. “Honremos la memoria de algunos valientes y ejemplares operadores de Justicia, como el fiscal Marcelo Pecci, quien ha luchado y resistido contra el maléfico pecado del crimen organizado hasta derramar su sangre”.
Lamentó el tiempo del crimen organizado que atraviesa el país. “Al estado de corrupción pública y privada se suma en nuestros tiempos la acción del crimen organizado en sus diversas vertientes: tráfico de drogas ilícitas, tráfico de personas, lavado de dinero, entre otros males actuales”.
Destacó que la pérdida de los valores morales y en la pública incoherencia entre la vida de los bautizados y la fe en Cristo, la Iglesia tiene su cuota de responsabilidad. “Nos corresponde pedir humildemente perdón, y perdón también por los daños y heridas causados por miembros de la Iglesia a las personas más vulnerables”.
Valenzuela también se refirió al estado de pobreza en la que viven muchos paraguayos, por lo que instó a estar cerca de los humildes y ser solidarios. “Veamos, pues, algunas situaciones que oprimen a los humildes y a los pobres, y que son causa de tristezas y angustias de nuestro pueblo, y por ello están en el centro de la preocupación pastoral de la Iglesia”.
Se refirió al acceso y propiedad de la tierra, que debe estar acompañado de políticas públicas para el arraigo en sus propias comunidades, tanto de los pueblos indígenas como de familias campesinas.
CAMBIOS CULTURALES. También se refirió a la educación, que debe ser mejorada. “Formación de la conciencia, los cambios culturales y el desarrollo humano integral, serán el resultado de una educación de calidad”, indicó.
Asimismo, Martínez resaltó su preocupación por el tráfico de niños, niñas y adolescentes. Sostuvo que en los últimos dos años hay unos 1.000 desaparecidos, según fuentes de la Policía Nacional. “¿Dónde están esos niños? ¿Qué pasó con ellos? ¿Con qué fin fueron llevados del seno de sus hogares”, lamentó.
Agregó que se debe impulsar un proyecto para la recuperación de los valores morales en la sociedad. “Podemos impulsar un proyecto, una campaña valiente para la recuperación del tejido social y moral de la nación. Para el logro de este objetivo es central la misión de la familia”.
Procesiones en honor a la Virgen
Entre flores, ángeles y una colorida decoración, el Arzobispado de Asunción realizó la tradicional procesión náutica en solemnidad a la Virgen Nuestra Señora de la Asunción. Los cadetes de la Marina con uniformes azules se encargaron de llevar a la Virgen hasta la lancha que la trasladó durante la procesión, donde cientos de fieles la esperaban con sus pañuelos blancos elevando oraciones. Tres embarcaciones fueron las que acompañaron la procesión; en su interior se encontraban varios integrantes de la comitiva de la Iglesia Católica. Asimismo, otra procesión terrestre se realizó en honor a la Virgen de Asunción hasta la emblemática Catedral Metropolitana, donde posteriormente empezó la misa central. Los jinetes también estuvieron presentes.