05 ago. 2025

“Hay un retorno del conservadurismo con discursos que engañan a la gente”

El profesor Vanderlei Soela advierte del crecimiento de liderazgos de ultraderecha que afectan a los jóvenes. También pide cuidar los recursos naturales, que son públicos y no de las empresas privadas.

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Crisis. Vanderlei Soela indica que estos movimientos extremos generan inseguridad en la gente y afectan a la humanidad.

Gentileza

El profesor brasileño Vanderlei Soela, un gran pensador de los problemas que preocupan al mundo, señala que el crecimiento de los movimientos de ultraderecha afectan los derechos conquistados, generan inseguridad y engañan a la gente. El especialista tiene un máster en Psicología, doctor en Administración y máster en Arts of Pastoral Counseling.
–¿El mundo está experimentando cambios debido a la crisis de liderazgos?
–En este momento, en el mundo sentimos un tiempo raro, extraño. Está generando mucha inseguridad en la gente, y es el reflejo de una ausencia de un liderazgo que genera sentido. La ausencia de líderes, hombres y mujeres, que traigan estos elementos. La gente está con miedo por diversas razones. A cada rato notamos que algunos líderes, y los nombres son muy conocidos, están pendiendo para un lado muy peligroso, y sobre todo, porque son fundamentados por discursos no compatibles con una sociedad diversa. Una buena parte de la sociedad, decepcionada por algunas experiencias, entra por ahí. Entonces, los riesgos que tenemos de este movimiento pendular es que los sectores de ultraderecha, ultraconservadores, muy autoritarios, han hecho un movimiento utilizando incluso la prensa, las redes sociales, con discursos que engañan a la gente.
–¿Hay una carencia de liderazgos significativos en estos últimos tiempos en la región?
–Hay líderes buenos en nuestros países, pero creo que la fuerza que emprenden estos movimientos más conservadores, exageradamente a un lado, definen formas de vivir y, bajo el nombre de la libertad de expresión, justifican cualquier ofensa, devalúan la democracia. En esos discursos, hay mucho de la palabra democracia, lo que engaña mucho a la gente, porque vienen disfrazados de libertad, incluso de elementos religiosos que han contaminado ese discurso, han utilizado de una forma irresponsable la buena fe de la gente, y entrelazan estos intereses económicos con elementos religiosos.

–¿Por qué considera que hay un retorno peligroso del conservadurismo?
–Si pensamos en nuestros países latinoamericanos, Brasil y Paraguay y otros, que hemos vivido por décadas bajo un control dictatorial militar, y esto por décadas se consolida en las sociedades, una educación para la obediencia, entonces, ¿por qué el peligro? Porque utilizan un discurso que ha sido de dominación y sigue siendo, no permiten lo divergente, las ideas que son contradictorias a las suyas, entonces, por eso, yo veo que es peligroso y por traer mucha falta de transparencia. Peligroso porque igualmente está atrayendo a muchos jóvenes, lo que es peor, porque me parece que falta un poco más de conciencia crítica, conocimiento de la historia.

–¿Los derechos humanos están en riesgo ante el retorno del conservadurismo?
–Hay una ausencia de una mirada especial a estos temas. Hemos experimentado acá, por ejemplo, casi una destrucción de algunas garantías que se habían conquistado. Una mirada poco interesada en cuidar de los pobres y de los derechos. Por ejemplo, que Trump se resista a participar de la Unesco, de organismos de la ONU. Todo esto que se logró en el pasado, que las naciones se reúnan para discutir, para que trabajen temas de interés común, y este viene a decir: “Esto no sirve para nada, esto solo es gasto de plata, no participamos, nosotros somos los importantes, nosotros mandamos, y no necesitamos estas cosas”, y no es así la vida en sociedad. La democracia supone cercanía, diálogo, tolerar la diferencia, y con esta ultraderecha, autoritaria, incluso las minorías en su discurso no encajan, los grupos que están intentando poner la cabeza fuera y ser reconocidos en la sociedad.

–¿Cuáles son los nuevos desafíos para los liderazgos dentro de la región, sobre todo ante el avance de la tecnología y la inteligencia artificial?
–La inteligencia artificial está ahí, no tiene retorno. Hay una corresponsabilidad con las grandes plataformas en el mundo que hoy controlan toda la comunicación, hablamos de cuatro o cinco. Y ellos tienen responsabilidad por los contenidos que pueden circular o no, por amenazas que pueden circular o no.

–¿La polarización es una preocupación de nuestros tiempos?
–La polarización que vemos en los discursos políticos en Brasil, en Estados Unidos, en Europa y otros, instala un odio hacia el otro. Esta gente tiene un poder tremendo de inducir en nosotros un sentimiento que no teníamos antes.

–La corrupción y la mala distribución de los recursos también son un problema de esta época. ¿Considera que la riqueza está concentrada en pocas manos?
–Seguro. Si queremos tomar la riqueza como una pizza y partir en pedazos, yo diría que casi toda la pizza va a estar en manos del 1%. En Brasil, de 200 millones de personas, más o menos 140.000, tienen riquezas en alto nivel. Hay una concentración muy grande en manos de pocas personas y la gran mayoría comparte lo que resta, que es muy poco para tanta gente. Recursos públicos en nuestros países que podían ser aplicados en educación, salud, transporte, medioambiente, en vivir en paz. Entonces, la pobreza, esta diferencia tan grande que el mundo va viviendo, es un contraascenso. Es un peligro, es una bomba reloj. Entonces, ¿qué vamos a hacer? Es un modelo que propicia el crimen. Poner gente en la cárcel, ahí solo van los pobres y los negros; también la pena de muerte. Los que tienen dinero no van a sufrir estas cosas. Por otro lado, empresarios americanos quieren negociar recursos de los países con empresarios y no con el país. El suelo es de la unión de un país y no de una persona. ¡Miren qué visión tiene esta gente! Es lo que alimentan ellos en nombre de la libertad y el desarrollo.

–¿Los conflictos armados también son una amenaza?
–Por supuesto. El comercio de armas es de interés de mucha gente. Entonces, esos conflictos armados revelan disputa de poder, intereses económicos, desplazamientos de poblaciones enteras, miedo, inseguridad y con armas no hay diplomacia. Estamos viendo estas guerras de Israel y Gaza, de Ucrania y Rusia, y otras tantas en África, por ejemplo, que son permanentes. A cada momento que, por ejemplo, la Unión Europea destina millones de euros para adquisición y fabricación de armas, para el negocio armamentista son noticias maravillosas. Entonces, eso alimenta una economía que no entra en el bolsillo de la gente. Vemos imágenes de niños con hambre en Gaza, una generación ya comprometida. O sea, no tienen futuro.

El suelo es de la unión de un país y no de una persona. ¡Miren qué visión tiene esta gente! Es lo que alimentan ellos en nombre de la libertad y el desarrollo.
Los movimientos de ultraderecha, bajo el nombre de la libertad de expresión, justifican cualquier ofensa. Vanderlei Soela, máster en Psicología.

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