–¿Por qué creen que formar líderes es un tema que hay que trabajar en el país?
–Porque tenemos una democracia joven y débil, todavía en construcción, y que siempre está a un pelo de que se vuelva autoritaria o represiva. Estamos en un contexto difícil en que la corrupción e impunidad no cesan. En las instituciones públicas hay gente genial trabajando, con mucha voluntad, pero que la mayoría de las veces no tienen los instrumentos para hacer mejor su trabajo o no están preparados para lo que se les asigna. Y lo otro es esta suerte de engranaje de lentitud para resolver las emergencias del país. Estoy hablando del día a día, de los niños en situación en calle, de la pobreza, de la inflación, de no poder llegar a fin de mes. Detrás de todo esto hay personas que están tomando decisiones, que son líderes.
Entonces, nos plantearnos cuál es el tipo de líder que el país necesita. Un Paraguay que necesita fortalecer su democracia, su dignidad, los derechos humanos, etc., nos encontramos con liderazgos que no son virtuosos, que no entienden el bien común, el ejercicio colectivo de tomar decisiones para todos y no solo para un sector económico o político.
–¿Qué respuestas hallaron al ofrecer la posibilidad de formación a los concejales y líderes comunitarios?
–Nos encontramos con gente que está con muchas ganas de aprender, que quieren hacer su trabajo en forma talentosa, ética y efectiva. Las instituciones públicas se componen de personas, de líderes que toman decisiones con su equipo de trabajo, que tiene que estar pensando en lo que está pasando en el día a día. Que hay una desconexión total con la ciudadanía. Hoy sociedad civil organizada es sinónimo de enemigo para algunas instituciones públicas, cuando debería verse como una aliada, para poder trabajar juntos, ya que los problemas enfrentamos todos los paraguayos, no solo un sector.
Nos encontramos en un contexto en el que un sector de la ciudadanía no comprende el poder que tiene para exigir a los gobernantes que sean servidores públicos. Entre estos hay algunos que tienen toda la voluntad del mundo, pero que no saben cómo hacer su trabajo, o que no tienen la plataforma o los medios, porque simplemente no conocían ciertas herramientas.
–¿Por qué se centran en los concejales?
–Realmente ellos son una parte del público en que nos centramos, ya que en realidad trabajamos con la ciudadanía en general, pero ponemos mucho foco en los gobiernos locales y en las comunidades en sí. Paraguay es un país pequeño, administrativamente está muy centralizado en Asunción. Cuando sales de la capital se nota una brecha muy grande en cuanto a recursos.
Estamos convencidísimos de que los gobiernos locales son claves para el desarrollo del país. El 60% de los legisladores hacen su camino político hacia el Senado o Diputados, comenzando en los gobiernos locales. Entonces ahí hay un camino que acompañar. Hay muchos liderazgos que están haciendo un excelente trabajo, pero, o se cansan porque están solos, o no tienen la plataforma política necesaria, o simplemente se suman al sistema, que es corrupto, que no es eficiente y que finalmente no cumple con lo que tiene que cumplir. Esto es un capital social que se diluye en nuestras manos, y a las que tenemos que rescatar. Son personas que hay en todos los partidos políticos.
Tenemos una academia para concejales y, fijándonos en las ciudades, en julio arrancaremos otra que es para Aprendedores Públicos, personas que quieran trabajar en política. El objetivo es fortalecer la democracia transformando a líderes y lideresas con vocación de servicio en actores políticos de impacto. Queremos enfocarnos en la buena política, basándonos en los valores democráticos fundamentales.
–¿No deberían ser los partidos políticos los que naturalmente trabajen en la formación de cuadros de nuevos liderazgos?
–Los espacios de formación son limitados y en los partidos no llegan a todos. No puedo decir que los partidos no lo hacen porque no quieren, o porque carecen de recursos, o porque la formación no es una prioridad para ellos. Pero sí hacen falta espacios de formación en los partidos tradicionales. Sé que es difícil financiar eso y aunque reciben subsidios y aporte estatales, no sé a qué lo destinan. Lo concreto es que lo que se hace es insuficiente, no llega a todos los lugares. En los partidos políticos faltan espacios como los que hemos creado.
–¿Qué tan urgente de atender es la notoria baja calidad de la representación política en nuestro país?
–Hay un estudio que se hizo en 2009 en colegios públicos y privados que demuestra que salimos penúltimo lugar en entender conceptos como democracia, participación, diálogo y debate. Educación cívica, cero. La democracia y la educación cívica se comprenden practicando, es hacer que los chicos desde temprana edad practiquen a defender ideas, posiciones. No aprendimos a dialogar. Lo vemos con una sesión de las Cámaras del Congreso, que parecen reality show. Las prácticas corruptas para la mayoría están naturalizadas. Generalmente los gobiernos locales, por ejemplo, trabajan mucho en base al prebendarismo. Todo es paliativo, no se piensa en función de proyectos a mediano y largo plazos. El pensamiento estratégico no existe. No se conciben políticas públicas. Se necesita trabajar muchísimo para desmontar esa cultura prebendaria instalada
Se requiere de un proceso que hay que hacer para que se tome conciencia de esto. Más aún ahora con el gobierno que se viene, que no está dispuesto a asumir valores como la diversidad. La no alternancia no permite una reflexión de los partidos políticos para cambiar. Cómo cambiar si siempre se está haciendo lo mismo. Pese a ello, el desafío es seguir en el proceso de búsqueda de los mejores paraguayos y paraguayas posibles y crear plataformas donde puedan fortalecerse como líderes y servidores públicos.