Me llamo Gregorio Gómez Centurión. Nací en Guazú Corá, Villeta, en 1938. Tengo tres hijos con mi esposa Cristina Olazar. Yo creo ser poeta. Me llaman escritor también. Yo no sé si eso me queda un poco grande.
Desde el 2012, me dedico totalmente a escribir prosas, a escribir poemas, por lo general en su doble versión, guaraní - castellano.
Hasta ahora publiqué diez libros y contienen poesías y ensayos breves sobre lengua y cultura. Y fundamentalmente desde la visión o desde la cosmovisión de la literatura. Me considero poeta, pero también a mí me conocen como educador popular. Yo soy autodidacta.
Viví en 11 diferentes partes por mi militancia en las organizaciones campesinas. Pero, desde el 2012, estoy en Guazú Corá.
LUCHADOR SOCIAL
En 1961, cuando tenía 23 años, comencé mi militancia con la Juventud Agraria Católica durante siete años y después pasé a las Ligas Agrarias Cristianas.
Después, me fui a Francia por una beca que el Movimiento Internacional de la Juventud Agraria y Rural me dio en 1968, porque la Juventud Agraria Cristiana estaba afiliada a este movimiento. En mi caso, estudié en un instituto internacional de formación e investigación para el desarrollo. Hice un curso también con Paulo Freire.
Yo no me considero dirigente, muchos me dicen dirigente de las Ligas Agrarias Cristianas. Nosotros con mi familia hicimos parte de la comunidad San Isidro del Jejuí, que después se convirtió en la Asociación San Isidro del Jejuí. Esa comunidad socializaba y usaba la tierra en común.
Y esa comunidad, fue fundada por las Ligas Agrarias Cristianas. Entonces, más que dirigente de las Ligas, yo me considero militante activo desde la comunidad San Isidro del Jejuí.
Nosotros no entendíamos que estábamos en contra de Stroessner. Las Ligas Agrarias tuvieron la característica de ser un movimiento seriamente educativo y creo que la inteligencia militar se dio cuenta y comenzó a perseguirnos.
Nosotros no le perseguimos a Stroessner, esa es mi conclusión. Nos persiguieron hasta tal punto que el 8 de febrero de 1975, la comunidad fue atropellada y desmantelada.
Sus dirigentes fueron apresados y mi esposa Cristina Olazar estuvo en Investigaciones durante cuatro meses. Yo no fui preso porque estaba en una reunión de las Ligas Agrarias en Misiones.
EDUCADOR POPULAR
Mi conocimiento principalmente es sobre antropología y etnografía. Por esa razón, viví con mi esposa (Cristina Olazar) durante ocho años permanentemente con el pueblo Paî Tavyterã.
Eso fue desde 1978 hasta 1986. Entonces, con mi esposa, nos tocó implementar el primer programa de alfabetización en lengua paî tavyterã con el pueblo Paî Tavyterã.
Ese programa fue elaborado por Cristóbal Ortiz, sociólogo-educador; también Friedl Grünbergl, Georg Grünberg, Bartomeu Melià, etc. Un proyecto iniciado por antropólogos europeos.
Entonces, dado que nosotros éramos participantes de las Ligas Agrarias Cristianas y que implementamos en otros departamentos lo que se llama la escuelita campesina. Eso supo el antropólogo y nos invitó para que formáramos parte del proyecto. Los cursos duraban tres meses y era para la formación de jóvenes no de niños.
Fue una fuente de formación enorme. Por eso digo que mis maestros fundamentales fueron los analfabetos. Al pensar en el analfabetismo, se cree que esas personas no tienen conocimiento, no saben nada. Ese es un error absoluto desde la mirada occidental. Los paî tavyterã, mujeres y varones, líderes y lideresas, son sabios en su lengua, en los conceptos, en los códigos de comportamiento social, etc.
CAMINO A SER ESCRITOR
Después de los conocimientos que adquirí de los paî tavyterã, leí los libros fundamentales relativos a la etnografía y a la antropología. Y entonces, mi formación también viene de eso y de mi contacto con el entorno literario. Yo aprendí mucho de Tadeo Zarratea, de María Gloria Pereira, etc. Cada día sigo estudiando y cada día sigo aprendiendo.
Entonces, yo no hice la escuela formal, lo hice hasta el tercer grado, yo pasé al cuarto grado, pero no pude continuar. No por nada, sino porque tengo una bronquitis crónica permanente. Estoy con esto que los médicos llaman la bronquiectasia.
Antes escribía poesía en guaraní nomás y estaba en contra de la traducción al comienzo. El primer libro que yo publiqué se llama Ñe’e. Hay una poesía mía también que se llama Ne’e. Y fue publicado en el 2007, cuando tenía 69 años.
A los 69 años publiqué mi primer libro. En ese libro ya estaban los ensayos breves y también un poema escrito en lengua paî tavyterã. Tuve que traducirlo al castellano, porque, me decía Tadeo Zarratea de lo contrario, la gente nde mbyepotíta (te va a pegar) porque no entendemos nada de la lengua.
Después, fue el libro Temiandu rory, en 2010. Y el otro es Jeapykuerehu rendyju (que en paî tavyterã es “rememorar lo andado”) que salió en el 2021. Y también está el libro Confesión sin censura ni presión. Se trata de una autobiografía que se publicó en 2022. Fue ponerme opiovera (desnudo).
DOCTOR HONORIS CAUSA
Me dieron hace dos años el Premio Nicolás Japeguay, otorgado por la Academia de Lengua Guaraní.
El segundo y el más importante, con el que obtuve el segundo puesto del Premio Municipal de Literatura en el 2018, de Asunción, con el libro Tetãygua Pyambu.
Y ahora, como una cosa sorpresiva, me dan el honor de Doctor Honoris Causa, que es otorgado por la Universidad Nacional de Pilar. Yo me siento un poco tímido. Es grande lo que me dan y no va tanto con mi personalidad, digamos. Pero yo acepto y admiro y agradezco. (El acto fue la semana pasada).
A mí me persigue la gratuidad, todo fue gratis por alguna casualidad, por algunos hechos. Yo me conozco bastante, tengo muchas limitaciones, pero la gente ve lo mejor de mí.