Whelan fue objeto reciente de una cirugía láser para eliminar algunos de sus tatuajes, pero asegura que no se arrepiente de la obra que adorna su cuerpo. “Es como un cuadro colgado en mi casa, te aburres de él y entonces quieres uno diferente”, expresó.
La última operación a la que se ha sometido después de haber gastado 30.000 euros para ser tatuado de cabeza a pies, duró algo más de tres horas y lo hizo para tatuarse un cráneo de silicona en 3D en el pecho; de tal modo que cuando su piel se aprieta alrededor del tatuaje, da la impresión que es una cabeza queriendo salir hacia el exterior, según publico el sitio digital antena3.com.
Además, asegura que pese a que creía que la operación iba a resultar un calvario, lo encontró terapéutico.
“La gente lo llama una obsesión, pero ahora se ha convertido en un estilo de vida”, expresó.