Mientras tanto, los empleados de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) piden aumentos, hacen huelga y están dispuestos a morir por los derechos adquiridos, aunque estos sean injustos, inmorales y perjudiciales para los que pagan el servicio.
En definitiva, tenemos todos los ingredientes generadores de la ira primero, insulto después y manifestación ciudadana de furia para concluir.
Los de la ANDE están jugando con fuego, insultando la paciencia y la tolerancia de la gente; cuando se den cuenta de que están sentados sobre un barril de pólvora será tarde, y, como los chilenos, se preguntarán de dónde salió tanta furia en contra de ellos.
Los privilegios y los privilegiados han sido siempre los factores de la rebelión popular y el sistema eléctrico paraguayo es un generador de desprecio enorme.
La empresa estatal requiere una inversión de tres veces el valor de la compañía, pierde el 40% de lo que genera, da un pésimo servicio y cada vez que se los recuerda, dicen que están buscando privatizarla.
En realidad, lo que la gente desea es un servicio acorde con la cantinela de que somos “el país con el percápita hidroenergético más grande del mundo”.
Lo que no dicen es que tenemos una empresa tan mala que el director de Itaipú es el principal vendedor de generadores movidos a gasoil.
Una contradicción de las tantas que tenemos.
El presidente de la ANDE, en vez de decirnos que están trabajando en favor de nuestros intereses, nos dice amenazante que vamos a vivir miserablemente este verano. ¡Solo falta que nos diga que no usemos energía y que apaguemos el acondicionador de aire!
En cualquier sitio mejorarían el servicio, bajarían sus pérdidas y alentarían el consumo.
¿Se imaginan que en Qatar pidan que no usen los derivados del petróleo?
Si de algún lado saldrá la reacción ciudadana en contra de este Estado que tenemos, es de los servicios públicos pésimos que más cerca les tocan a la gente. Agua, luz, teléfono, cemento… que siguen en manos del Estado, acumulando pérdidas que perjudican a los intereses de los mandantes y que son generadores de odio y serán incubadores de la reacción popular en contra.
Y si, además de todo eso, negocian con Brasil y Argentina, en contra de los intereses del país, tenemos el combo completo.
Ineficacia y felonía serán los mayores generadores de la furia en contra del sistema.
Hay que mejorar sensiblemente estos servicios.
Recortes de privilegios, aumento de la eficacia de gestión y trabajar en favor de la gente serán claves para evitar que la furia acabe con quemar infraestructuras tan precariamente construidas y mantenidas.
Esto no da más, señores, y la paciencia volcánica de la gente puede estallar en cualquier momento.
Basta de generar el odio y el desprecio de los mandantes si no quieren acabar como en Chile.