Presentado por itti, FutureX powered by Singularity, como se denominó esta edición de la conferencia, impulsa la adopción de tendencias globales con un enfoque transformador, conectando a referentes internacionales con el talento local para generar oportunidades disruptivas e inspiradoras.
Futurex 2025 fue escenario de una ponencia reveladora por parte de Aaron Frank, experto en innovación y tecnologías emergentes, proveniente de Silicon Valley (California, Estados Unidos). Su charla condujo a los asistentes a un recorrido a través de la historia, el presente y el futuro inmediato de la tecnología, dejando en claro un mensaje central: el futuro no es algo lejano, ya está aquí, y su ritmo de avance es más acelerado de lo que la mayoría puede imaginar.
Frank comenzó ilustrando cómo los cambios tecnológicos sorprendieron incluso a los grandes líderes empresariales. Usó el ejemplo de Blockbuster, cuyo CEO subestimó el potencial del streaming digital justo un año antes de la bancarrota de la compañía, para demostrar cómo la incapacidad de anticipar la velocidad del cambio puede ser fatal en el mundo empresarial.
energía solar. Uno de los ejes centrales de la exposición de Frank fue la idea de “curvas exponenciales” y cómo estas afectan industrias claves, como la energía solar. Mostró cómo, año tras año, los expertos tuvieron que ajustar sus pronósticos ante el crecimiento inesperadamente veloz de estas tecnologías. Este fenómeno no es una excepción, sino una señal clara del ritmo acelerado en que se transforma el mundo.
Otro concepto destacado fue el de la “desmaterialización”, es decir, cómo los objetos físicos se están convirtiendo en experiencias digitales. Desde los GPS hasta las linternas, hoy muchas de las herramientas que antes requerían hardware especializado se convirtieron en simples aplicaciones móviles. Esto, explicó Frank, contribuye a un proceso de democratización, ya que tecnologías que antes solo estaban al alcance de grandes empresas o laboratorios, ahora están disponibles para cualquier persona con un smartphone o una computadora.
Un ejemplo que emocionó al público fue el de Okoto Koike, un joven japonés que construyó un robot para ayudar a su madre a clasificar pepinos en su pequeña granja.
Lo que antes hubiera requerido millones en infraestructura hoy se logró con visión, creatividad y acceso a tecnología asequible. “Casos como este evidencian cómo el acceso al conocimiento y a herramientas avanzadas está más al alcance que nunca”, dijo.
Frank reforzó su argumento mostrando casos reales de personas sin formación técnica previa que, tras adquirir nuevas habilidades, crearon soluciones innovadoras, desde una abogada que desarrolló sistemas de entrega con drones en África, hasta una docente de Myanmar que usa realidad aumentada para renovar la educación básica.
En su conclusión, Frank alentó al público presente en la convocatoria a dejar de pensar en la innovación como una actividad reservada para ingenieros o genios de la computación. “Todos somos creadores”, dijo, y el futuro será moldeado por quienes entiendan los problemas de sus comunidades y se atrevan a aplicar soluciones tecnológicas, incluso sin credenciales técnicas tradicionales.