González Martínez fue acusado por los hechos punibles de secuestro y homicidio doloso. Durante el juicio quedo comprobado que es uno de los fusileros del grupo armado EPP y estaba en uno de los vehículos utilizados por los secuestradores que interceptaron la camioneta en la que viajaba Cecilia Cubas, en la noche del 21 de setiembre del 2004, cuando la secuestraron.
En base a pruebas presentadas por el Ministerio Público, se sostuvo que González Martínez fue uno de los que apuntó con su arma a la víctima cuando era tomada por sus captores. Además, quedó comprobado que el ahora sentenciado estuvo en la reunión denominada de punto final, de enero del 2005, cuando los miembros del EPP decidieron acabar con la vida de Cecilia.
conformes. Tras el veredicto, el abogado de la familia Cubas Gusinky, Andrés Casatti, expresó su conformidad respecto a la pena que recibió el acusado. Esto, pese a que la querella solicitó la pena de 24 años de cárcel más 10 años de medida de seguridad para el fusilero del EPP.
el caso. El 21 de setiembre del 2004, Raúl Cubas, ex presidente de la República, recibió la alerta del secuestro de su hija Cecilia Cubas.
Cinco hombres a bordo de una Volkswagen Santana y de una Ford Escort interceptaron el camioneta de la joven, que volvía del trabajo. El hecho ocurrió en el barrio Laguna Grande de San Lorenzo.
Desde esa fecha, se dieron varias comunicaciones de parte de los captores con los familiares, a quienes solicitaron primero la suma de USD 5 millones y luego bajaron a USD 300 mil.
Pese a que pagaron lo solicitado y hecho todo lo que pidieron, los secuestradores nunca liberaron a Cecilia.
La última comunicación se dio el 21 de diciembre del 2004, donde dijeron que el monto pagado era solo una multa.
La joven Cecilia permaneció en cautiverio por 5 meses en manos de sus captores, y su cuerpo fue encontrado el 16 de febrero del 2005 en un túnel bajo el piso de una casa del barrio Mbocayaty de Ñemby. Al momento de su hallazgo, llevaba entre 30 y 60 días de fallecida. La misma se encontraba embarazada, aparentemente producto del abuso de uno o varios de los secuestradores.