09 ago. 2025

Francisco dixit

Arnaldo Alegre

Arnaldo Alegre

En sus más de dos años como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Francisco dejó algunas frases memorables. Esta es una recopilación de algunas de esas citas.

“Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo... Les agradezco la acogida”.

"¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”.

“La dignidad no es la que da el poder, el dinero, la cultura, no. La dignidad nos la da el trabajo y un trabajo digno”.

“El hombre tiene necesidad de conocimiento, tiene necesidad de verdad, porque sin ella no puede subsistir, no va adelante. La fe, sin verdad, no salva, no da seguridad a nuestros pasos”.

“No traigo oro ni plata, sino algo más valioso: Jesucristo”.

“Quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle”.

“Si alguien es gay, ¿quién soy yo para criticarlo?”.

“El apartamento pontificio es grande, pero no es lujoso. Pero yo me he quedado en Santa Marta, porque sin gente no puedo vivir”.

“Veo la santidad en una mujer que cría a sus hijos. En un hombre que trabaja para llevar a casa el pan. En los enfermos. En las religiosas... Esta es la santidad común”.

“El confesionario no es una sala de tortura. Es un lugar de misericordia”.

“Los votos de los religiosos (obediencia, pobreza y castidad) no pueden acabar convirtiéndose en caricaturas, porque cuando así sucede, la vida de comunidad se vuelve un infierno y la castidad una vida de solterones”.

“Es un escándalo que todavía haya hambre y malnutrición en el mundo. Nunca pueden ser consideradas un hecho normal al que hay que acostumbrarse, como si formara parte del sistema”.

"¡Atención a la tentación de la envidia! ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! Pidamos la gracia de alegrarnos con los frutos ajenos, que son de todos”.

“Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporáneos”.

Las palabras son mágicas. Pueden servir a la verdad, aunque también a la falsedad. Llaman a la emoción y a la reflexión, y, a veces, son engañosas. Pero si no generan una transformación real, tanto en los que las usan como en los que las oyen, las palabras son vacías, inútiles, huecas.