La sociedad paraguaya, como toda sociedad, es un organismo vivo y, por tanto, puede gozar de plena salud o padecer enfermedades.
Nuestra cada día más compleja sociedad (al mismo tiempo que contiene ciudadanos nativos de diversas etnias y culturas, se empobrece con la sangría de numerosos emigrantes y se enriquece con importantes grupos de inmigrantes de otros países) actualmente está debilitándose y amenazada por varios focos de enfermedades sociales graves. Opino que, dada la responsabilidad que le incumbe a la sociedad nacional, como pueblo soberano y teniendo en cuenta la gravedad de los focos de nuestras activas enfermedades sociales, es necesario tomar conciencia, reflexionar, evaluar y reaccionar ante la realidad de lo que se está incubando y sus graves consecuencias.
¿Cuales son estos focos de enfermedades sociales graves?
1. El narcotráfico y su progresivo empoderamiento.
El narcotráfico es puro veneno mortal de la sociedad. Nada bueno ofrece. El objetivo de los narcotraficantes no es colaborar con el bien común de la sociedad, sino enriquecerse vendiendo drogas que ofrecen minutos de placer letal que simultáneamente, poco a poco, destruyen el sistema nervioso y el cerebro; es decir, eliminan a los ciudadanos consumidores, que incautos compran placer a costo de autodestrucción.
El narcotráfico es grave enfermedad de la sociedad, porque es un parásito hiperactivo que la destruye, sobre todo eliminando a jóvenes y adolescentes, que son parte vital de la sociedad y el potencial de su futuro.
2. La ideología de género, que promueve descaradamente el aborto y la eutanasia, es decir, el asesinato impune de hijos inocentes e indefensos en el vientre de sus madres y de personas mayores débiles e indefensas.
La ideología de género miente y pervierte conceptos científicos fundamentales sobre la biología, la naturaleza humana y la identidad sexual y propone aberraciones biológicas, humanas, personales y sociales como la imposible transexualidad integral. La identidad sexual de cada persona queda definida en el momento de la fecundación del óvulo de la mujer por el espermatozoide del varón, con los cromosomas XX (mujer) o XY (varón), que están presentes en el núcleo de todas las células del cuerpo. Obviamente es imposible cambiar la identidad sexual de los 37 billones de células de nuestro cuerpo. Esta barbarie de la llamada transexualidad se ha infiltrado en nuestra sociedad paraguaya por presiones políticas internacionales, marketing y sobornos millonarios, minando a las familias y desintegrando la psicología y biología de adolescentes y jóvenes.
3. Los gérmenes de corrupción política.
Comparando la sociedad política de Paraguay de los primeros años noventa recientes pasados con la sociedad política actual, hay que reconocer que el entusiasmo democrático y el nivel de ética política de aquellos años se ha debilitado notable y peligrosamente. La esencia de la auténtica política es el servicio del Bien Común y ahora hay demasiados indicios de que prevalece para no pocos políticos la política como conquista del poder para dominar y enriquecerse. En la opinión pública está asentada la convicción de que ha crecido y sigue creciendo la corrupción política. La soberanía del pueblo y la democracia están siendo avasalladas por la plutocracia.
4. Crisis del estado de derecho.
No quiero cerrar sin citar el foco cancerígeno de la impunidad para delitos incluso de desacato a disposiciones de la Constitución Nacional.
Hay otras infecciones que afectan a la salud social y todas ellas, además de las cuatro presentadas brevemente, se convierten en un gran desafío para todos.