Argentina es el campeón del mundo con pelota dominada. Es también el refugio de perseguidos políticos y asilados económicos del Paraguay. Al mismo tiempo, prácticamente, es su Ministerio de Acción Social. Incluye la prestación de servicios gratuitos de salud, educación, escenario de artistas, mercado de escritores, vivienda y trabajo, todo esto y mucho más, para miles de paraguayos, por décadas enteras. Ahora, mientras esperamos la epidemia de dengue de fin de año, los argentinos “quebrados” ya comienzan a vacunarse; cuando en el Paraguay avisan que ni está en la agenda, pidiendo que usemos repelentes y espirales con olor al siglo 19. Mientras tanto, los enfermos renales se desesperan cuando reciben la noticia de que, por falta de pagos a proveedores, se suspenden los remedios en el servicio público.
Desde chico me gustaba el himno argentino que me lo aprendí de memoria y lo canté centenas de veces en la escuela República Argentina, como también la famosa Marcha de San Lorenzo. Los paraguayos y los argentinos tenemos momentos de armónica convivencia y momentos de tirantez como acontece en toda familia. A pesar de que el hermano más desarrollado ha cobijado a millones de paraguayos, en los últimos tiempos quiso imponer un peaje que castiga intereses de un sector importante de empresarios paraguayos. Hasta los empobrecidos sacaron la espada de López para enfrentar al nuevo Mitre como una causa nacional. El monto del peaje no es muy representativo dentro de la enormidad de los valores de los fletes, pero es un problema también de libre navegación. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay no tuvo mejor idea que delegar a los armadores la argumentación de la defensa ante la prensa nacional e internacional. Una tercerización de la responsabilidad pública, raro.
Al mismo tiempo, en Yacyretá, los hermanos se pasaron de rosca y turbinaron una narrativa de deuda en vez de aportes llevando el pasivo a una situación inentendible. Nos pasamos años recibiendo maletines desde Buenos Aires para no ver nada. Ahora nuestra diplomacia mediterránea que ya venía etiquetando a los argentinos, primeramente, acusándolos de holgazanes que no quieren trabajar, va hacia lo personal afirmando que ni un coche usado estamos dispuestos a comprar a uno de los líderes políticos argentinos que hoy ya está en el balotaje. Finalmente, el Paraguay enojado termina llevando hacia su territorio toda la energía que le corresponde como socio en 50% de la binacional, para luego retroceder en modo vergonzante al no tener el dinero suficiente como para pagar la cuenta que, de paso, es mucho más de lo que pierden los barqueros con el peaje. Cálculo errado.
calidad total. Me gusta la música folclórica de Argentina, su danza, su teatro, sus numerosas librerías, la carne de sus parrillas, la calidad de sus vinos, la excelencia de sus vehículos y maquinarias, la exuberancia de su territorio y la democracia de sus espacios públicos. Tiene la avenida más ancha del planeta. Buenos Aires tiene también elegancia y cultura globalizada, además de ser la capital con mayor cantidad de diplomas universitarios por metro cuadrado del mundo entero. Y conste que no hay paraguayos firmando diplomas en Buenos Aires. Hice parte de mi carrera ejecutiva en dos de los mayores conglomerados de bebidas y alimentos en el Río de la Plata, donde aprendí de altos estándares empresariales y sobre la excelencia profesional de los equipos gerenciales argentinos. Su industria, de altísima calidad, ya era muy superior a la brasileña en el siglo pasado, a pesar de Menem que la desinfló llevando a las fábricas del 42% al 26% del PIB en una década, de 1989 a 1999.
La debacle. Hoy, sin embargo, Argentina se debate con una inflación del 138% y 40% de pobreza. Está devastada. Aun así, mantiene un PIB per cápita de 13.686 USD en el 2022. El país tiene 3.761.274 km2, de los cuales 2,7 millones es continente sudamericano, el resto reclamos antárticos e islas Malvinas. Tiene una población de 46 millones de personas que desde el 2001 está en crisis económica con desempleo y devaluación. El crecimiento del producto no fue malo en los primeros 10 años del presente siglo. El corralito de Cavallo al inicio del siglo 21 agrava la crisis y De la Rúa asume para ver si calma el caos. En realidad, no pudo, y fue la crisis iniciada por Menem, que destruye la industria, la que trajo a los Kirchner al poder. El PIB cae - 4,4% en el 2001 y vuelve a caer - 10,9% en el 2002. Al igual que el Paraguay desde el 2003 creció a tasas exponenciales acumulativas gracias al viento de cola de los commodities. Luego, desde el 2018 el PIB comienza de nuevo a debilitarse. En el 2022 el PIB nominal llega a 632 mil millones de dólares, luego de la pandemia.
El PIB argentino creció a una tasa del 5,7% anual acumulativo en promedio desde el 2003 al 2012 y no crece desde el 2013 al 2022, solo 0,4% en promedio año, nada. Entre el 2003 al 2022, diez años, la tasa de crecimiento promedio de Argentina fue de 3,1%. En el mismo periodo Paraguay creció 3,7% en promedio año.
Elecciones 2023. A estas elecciones se llegó con tres candidatos con posibilidades. Massa habló mejor como un estadista y con el aparato del gobierno se llevó la pole position. A pesar de los resultados desastrosos que se reflejan en un dólar a 300 pesos, una medida de la confianza de la gente en su gobierno, y que hoy lo tiene por encima de los 1.000. La elección del domingo, como dice un argentino, fue una competencia entre la racionalidad de Juntos por el Cambio, la locura de Milei y la incompetencia de Massa. La señora Bullrich, heredera de Macri, no entusiasmó con su flojo discurso. Y Milei, un libertario que promete solución instantánea tipo leche en polvo, tercerizando la confianza que no tiene el gobierno argentino en la que podría tener el de los Estados Unidos por medio del dólar, asustó con sus promesas de cortar todo de golpe. Al principio se pensaba que el melenudo arrasaba en la primera vuelta. Pero, la recuperación de Massa hizo el segundo turno. En noviembre sabremos quién será el presidente del campeón del mundo, Massa o Milei. Este invitó a los votantes de la Bullrich a que lo acompañen. Y Massa invita a una alianza con las personas más que con los partidos, habla de patria y familia y propone un Estado presente en contraposición a Milei que lo quiere mínimo.
Si gana Massa tendrá que hacer acuerdos y alianzas para recuperar la confianza de empresarios y trabajadores de modo a frenar la inflación. De ganar Milei esperemos que no sea un caso a lo Menem y Collor. Ambos frenaron la inflación, pero desindustrializaron sus respectivos países. Ambos hicieron confiscaciones de depósitos bancarios. Ambos hicieron privatizaciones masivas llenas de corrupción. Ambos condujeron a un enorme desempleo con criminalidad. Ambos elevaron la deuda externa. Y ambos trajeron a gente aún más populista al poder: Lula y Kirchner. Saludos cordiales.