Lula le impuso a Fernández el Gran Collar de la Orden de Cruzeiro do Sul, la máxima condecoración que el Estado brasileño confiere a autoridades extranjeras, en una ceremonia realizada después de una reunión privada.
Fernández agradeció el “honor” a su “entrañable amigo Lula”, y celebró el hecho de recibir esa condecoración en el marco de una visita de Estado a Brasil en oportunidad del bicentenario del establecimiento de relaciones entre ambos países.
En aparente alusión a la crítica situación financiera de su país, Fernández le dijo a Lula: “Usted tiene un amigo en problemas”, y agregó que cuando alguien está en esa situación, “acude a sus amigos” en búsqueda de ayuda.
Lula reiteró la voluntad política que existe en su Gobierno para tenderle una mano a Argentina, pero no planteó ninguna alternativa diferente a las que sé ya se conocen y están en negociación.
Estas pasan por una posible financiación de Brasil, aparte de las obras del gasoducto de Vaca Muerta, yacimiento situado en el sur del país vecino, y a incentivar el uso de monedas locales para el pago del comercio bilateral, mecanismo que existe hace más de una década y que no termina de ser utilizado por los empresarios.
Tras la reunión, fue divulgado un comunicado conjunto en el que ambos Gobiernos se comprometieron a continuar fortaleciendo la cooperación bilateral.
Fernández luego mantuvo un encuentro con el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco.
SEQUÍA. ”Argentina pasa por un momento muy difícil”, insistió Fernández en la reunión con Pacheco, a quien explicó que “la economía” de su país está “complicada” como consecuencia de una intensa sequía que afectó la actividad exportadora.
“Dejaron de entrar 20.000 millones de dólares”, argumentó el presidente argentino, quien dijo que eso “complica a la hora de importar productos de Brasil”.
Fernández enfrenta el tramo final de su mandato con la inflación disparada con 114% interanual, una aguda escasez de divisas y dificultades para renegociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el pago de un préstamo de 44.000 millones de dólares heredado de la gestión de su antecesor, el conservador Mauricio Macri.