Lo que para muchos era un fin de semana extendido, se convirtió, para el comercio esteño, en uno de los episodios de mayor actividad económica en mucho tiempo.
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La avalancha de turistas fue tal, entre el viernes y este sábado, que varios empresarios coincidieron en que ni siquiera en las temporadas más tradicionales, como Navidad, se había registrado un flujo semejante.
Entre ellos, el presidente del Centro de Importadores y Comerciantes del Alto Paraná, Charif Hammoud, describió la escena con la seguridad que da más de cinco décadas de experiencia en el sector.
Según afirmó, nunca se vio tanta gente con capacidad de compra recorriendo el microcentro como en los últimos días. A su criterio, Ciudad del Este vive un momento de consolidación como ciudad shopping internacional, impulsada por precios altamente competitivos y una oferta que ya compite con los mercados más conocidos del mundo.
Hammoud destacó que la filosofía empresarial de la ciudad también cambió. Aseguró que los comerciantes entendieron que para vender más es necesario ganar un poco menos, y ese ajuste en la lógica comercial permitió que las ofertas se vuelvan verdaderamente atractivas para los visitantes extranjeros.
El impacto no se sintió únicamente en las grandes galerías, sino en cada rincón del circuito económico. Los mesiteros, los negocios medianos, los trabajadores independientes, los vendedores de chipa, los puestos de frutas, los taxis y las combis sintieron la misma bonanza.
Para el sector, esta es la Ciudad del Este que quieren ver: una donde todos trabajan y progresan al mismo tiempo.
Sin embargo, el dirigente gremial fue claro al mencionar que, pese al movimiento récord, no se vendió más debido a la falta de infraestructura.
Déficit de infraestructura
Señaló que el microcentro no cuenta con las condiciones necesarias para aprovechar plenamente un flujo de compradores de esta magnitud. Calles saturadas, veredas insuficientes, escasa iluminación, problemas de seguridad y una dinámica urbana que se queda corta cuando la demanda explota, lo que conforman una lista de limitaciones que se repiten año tras año.
A esto se suma el cierre temprano del comercio, una situación que —según Hammoud— ya no tiene sentido para una ciudad con aspiraciones internacionales. Con horarios ampliados y un entorno más organizado, limpio y seguro, la actividad económica podría extenderse sin frenos hasta entrada la noche.