Hoy están en una situación más tolerable, todo gracias a la solidaridad de la gente que lleva sillas, sillones, colchones, agua, hielo, alimentos y otros insumos para alivianar la pesada carga que ya traen encima con el sinfín de recetas médicas que desesperan a cualquier ser humano. Más aún a aquellos que no tienen recursos y peor aún porque el sistema está desabastecido de medicamentos y deben lidiar con los gastos vendiendo hasta la casa que los cobija.
En el patio del Hospital Nacional de Itauguá puede verse un campamento de colores, con gente que lleva sus campings modernos y otros que se refugian bajo bolsas de hule negro o lonas verdes, blancas y naranjas.
“Lo bueno es que por lo menos no faltan las manos solidarias que llegan acá todos los días con comida, agua, traen pañales, con lo que tenemos que campanearnos es para cubrir los medicamentos que nos piden. Ahí no queda más que acudir a los amigos, a los vecinos, gente conocida que nos ayuda a juntar la plata con pollada, hamburgueseada. Mucho se gasta, por lo menos 1.500.000 por día nosotros gastamos acá en remedios”, dice Paulina González quien está hace 15 días en una de las carpas esperando la recuperación de su madre que está en Unidad de Terapia Intensiva.
En el Hospital de Clínicas también va creciendo el número de personas que inevitablemente se va aglomerando en pequeñas carpas porque quedan en guardia por algún familiar internado.
Tras viralizarse las imágenes de la realidad de la atención, con personas sobre bancos con vías de suero, apostadas en los pasillos, esto motivó la masiva donación de sillones. En ese sentido, la Lic. Celeste Chávez, jefa de enfermería del área Urgencias Respiratoria de Contingencia Bloque A del Hospital de Clínicas y más funcionarios del nosocomio, se sumaron para hacer de nexo para recibir y hacer llegar más donaciones a los familiares y enfermos, donde cada día crecen las muestras de apoyo de ciudadanos que impulsan a más personas, que llegan con muebles, alimentos e insumos, acciones que conforme aumentan los casos de Covid, se multiplican.
En el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), también se ve un largo trecho con carpas donde los familiares sacan toda la fortaleza interna para resistir ante la inevitable situación: En minutos puede salir un médico e informar que el paciente está en recuperación, pero al rato retornar e informar que se ha ido, porque los cuadros son muy variantes según los propios profesionales de salud.
Entretanto, la asistencia ciudadana no para. Desde las redes sociales se extienden hilos de solidaridad a los que cada día más gente se va sumando para ayudar a estas más de 2.300 familias a soportar días frescos y de sol, con la esperanza de pronto marchar con sus seres queridos, sanados, rumbo a casa.