El pozo, de cerca de 20 metros, es uno de los pocos que quedan en la zona. Casi ya nadie de los vecinos logra la extracción por la profundidad y la masiva captación de agua subterránea por parte de las aguaterías, señala el poblador.
Mientras don Rafael ultima los detalles para el funcionamiento del motor, para lo que considera una valiosa y ya escasa fuente de abastecimiento, un grupo de pobladores del barrio, sin otra opción de provisión, se dirige hasta la aguatería de la zona con una nota y recolección de firmas para exigir un servicio regular.
En el escrito de reclamo se describe que la situación es insostenible, sobre todo desde hace seis semanas y la falta de agua llega a más de 20 horas al día. “Todos los días llamo a la oficina central de la aguatería, y todos los días tienen una excusa nueva; que el motor, que la falta de energía eléctrica, que la cañería”, lamenta la usuaria Lorena Pinazo a la par que muestra, desde su teléfono, el registro de la cantidad de llamadas que realiza a diario en busca de una solución.
PRECARIEDAD. Los moradores lamentaron que la aguatería no cuente ni siquiera con transformador propio, por lo que con cada corte de energía eléctrica se suma otro motivo de interrupción del servicio ya irregular. Según las últimas nuevas boletas serían más de 1.200 usuarios.
Durante la protesta otros usuarios que se acercaban a ponerse al día con el pago, G. 33.500 al mes, también se sumaban al reclamo.
“Es lamentable llegar a la casa cansado después del trabajo, con sed y ganas de bañarse y lo primero que te dicen es: no hay agua”, relató el usuario Juan Pereira.
La empresa prestadora del servicio se denomina El Cencerro y figura a nombre de Mario Esteban de la Cruz Mersh Barreto, según boletas. Desde la oficina de la firma alegaron que el problema es que los pozos ya no dan abasto para la cantidad de usuarios. Aseguraron que en la próxima semana iniciará el trabajo de una nueva perforación.
Cañada. Una fila de recipientes, de varios tamaños, se despliega en el patio de María Alejandra Núñez, en el barrio Cañada San Rafael de Luque. Junto con su madre viven en vigilia para recolectar el agua las pocas horas que aparece en el grifo.
“La Junta de Saneamiento tiene más problema que nosotros cada vez que reclamamos; que se descompone tal cosa, que no hay suficiente agua en el pozo. Siempre nos tiene así”, señala.
Otros pobladores de la zona también lamentaron que en plena pandemia no exista agua, en varias ocasiones, ni para lavar las manos.
Última Hora intentó comunicarse con la proveedora en cuestión, la Junta de Saneamiento 3 de Mayo, pero no contestaron las llamadas.
Ente regulador. Desde la redacción de este diario también se intentó tener la versión del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Erssan) que se encarga de controlar a las aguaterías privadas y juntas de saneamiento, pero señalaron que la vocera es la presidenta Cristina Muñoz, quien se encuentra con permiso.
Los reclamos se pueden hacer también a través de redes sociales de Erssan.
La Ley del Marco Regulatorio y Tarifario del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario 1614/2000 establece que para el caso de denuncias, si es individual, Erssan remitirá al prestador, dentro de los cinco días, un pedido de informe especial e intimando la respuesta dentro del plazo de cinco días de notificado el requerimiento.
Si la denuncia es general, Erssan despachará una inspección especial dentro del plazo de cinco días de recepcionada la denuncia, la que verificará por un tiempo máximo de diez días la procedencia de la denuncia, recogiendo en el terreno los elementos de convicción respectivos.
La Junta de Saneamiento (3 de Mayo) tiene más problema que nosotros cada vez que reclamamos por falta de agua.
María Alejandra Núñez,
Bº Cañada San Rafael.
Todos los días la aguatera (El Cencerro) tiene una nueva excusa; que el motor, que la falta de luz, que la cañería.
Lorena Pinazo,
Bº 3 de Mayo.