“Algo tan íntimo y delicado como tu vida afectiva se convierte en mercancía y genera mucho dinero. En realidad eres un productor. Hablo metafóricamente de una fábrica, una fábrica de 1.650 millones de productores. (...) La afectividad era la última frontera que le quedaba al capitalismo por traspasar”, explica el filósofo en una entrevista con la agencia Efe.
Serrano, doctor en filosofía y profesor de la Universidad Austral de Chile, sostiene que la red social Facebook es “un banco de la intimidad” en el que el usuario abre una cuenta para traficar con sensaciones, emociones y afectos.
“Abres una cuenta en la que vas incrementando la información, el número de amigos o el número de me gusta. Eso se ha trasladado a la vida afectiva como la estructura que domina nuestra jerarquía de afectos: al final, el elemento fundamental es la acumulación de aprobaciones”, destaca.
La dimensión acumulativa de Facebook, continúa, genera un simulacro de felicidad entendida “como impulso incesante”, como una “tendencia infinita que no encuentra satisfacción”.
Y la actividad de Facebook, mediante la que se estructura una biografía simplista, está sometida al “escrutinio moral”: los miembros esperan la aprobación de los demás para reafirmarse. efe