08 ago. 2025

Experto da claves para afrontar la angustia que aflora a fin de año

La cercanía de las celebraciones de fin de año, no solo traen brindis, encuentros de despedida y la remanida esperanza de que el año que viene todo será distinto. Este tiempo deja aflorar también las angustias propias del ser.

Dos grandes elementos se conjugan en esta época. Por un lado el hiperconsumo de fin de año, que tiene que ver con el consumo material y simbólico.

“Es interesante hablar de lo simbólico porque tiene que ver con cierto proceso del éxito de vida, se cierran, se hacen balances y eso está cargado de exigencias. De alguna manera es un tiempo de imposición, de reflexión de lo que uno vive e incluso de autoreflexión”, señala el siquiatra Agustín Barúa.

Otro hecho que genera angustia, tiene que ver con lo sensible, que se pone en el tapete de manera masiva. Los rituales de fin de año hacen que los duelos no resueltos y las preguntas existenciales que están latentes y desatendidas tal vez, pasan a primera fila. Para las personas que no tengan trabajadas ese tipo de situaciones, puede convertirse en algo difícil de sostener, explica el siquiatra.

Paradójicamente, el clima de jolgorio, alegría y salutaciones pueden resultar incómodo para las personas que no se sienten a gusto por sus propios motivos personales. El sentirse empujados por ese mandato social podría acarrear una culpa innecesaria.

Impactados. Aunque las condiciones materiales de las personas pueden ser tenidas en cuenta, no necesariamente son las que tienen mayor peso en el momento en que aparece la angustia de fin de año.

“Los duelos irresueltos y que se tensionan en este momento de alegría compulsiva. La gente que se siente más obligada a cumplir las reglas morales más adecuadas, también está de alguna manera más vulnerable porque no se puede permitir negarse a esa alegría compulsiva de estos días”. Eso porque estaría expuesta a ese castigo social que significa esa decisión. Esto puede ocurrir en todas las clases sociales”.

Que las fiestas de fin de año puedan respetar el sentir de esas personas que viven este tiempo con la angustia, es un ideal del siquiatra. “De alguna manera debe entenderse que no todas las personas están en condiciones para celebrar. La alegría es una construcción del día a día, no algo obligatorio. Este tiempo también puede llevar a reflexionar cuáles son nuestras prácticas de cuidados para con uno mismo”.

Este tiempo de sensibilidad a flor de piel, puede servir como un giro para revalorar nuestras prácticas de cuidados cotidianos.

“Es un momento para que uno pueda girar su forma habitual y decirse a sí mismo que está necesitando tales cuidados. Tampoco está demás hablar del problema que representa el hiperconsumismo de estas fechas”, expresó.

El atravesamiento capitalista hace que las personas se sobreexijan, lo que debe llamar a darle un giro a todo ese vorágine de consumismo desatado, añadió Barúa.

Dejarse acompañar y negarse a las cosas que no se quieren son las claves que pueden servir para enfrentar estas fiestas de fin de año.

“La vitalidad de la vida pasa por nuestra conexión con nuestras alegrías y nuestra libertad. Cuando una persona no quiere esto y se vea obligada a hacer el numerito de fin de año, no le sale bien. Se concentra eso y se intensifica con las circunstancias y de esa manera salta la angustia”, explicó.

Con respecto a los cierres de duelo, mencionó que el primer paso es reconocerlos. Al dejar de negarlos, ver qué emociones aparecen.

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“Dentro de la lógica de cuidado, uno debe preguntarse si es esta la vida que uno quiere o si se la impusieron”. Agustín Barúa, siquiatra.