Según pudo constatar Efe, efectivos del Destacamento de Montaña N° 8 Tucapel, en Temuco, se movilizaron por la provincia de Cautín y unidades de los regimientos Logístico N° 3 de Victoria y de Caballería N° 3 Húsares lo hicieron en Malleco y Angol.
En todas ellas, el tráfico era fluido y “normal”, según dijeron a Efe varios de los habitantes de la zonas citadas y de grandes ciudades como Temuco.
La entrada en vigor del estado de emergencia, al que el nuevo Gobierno del progresista Gabriel Boric se opone y al que se ha resistido buscando otras alternativas, coincidió con un gran ceremonia mapuche frente a la cárcel de Temuco a la que asistieron decenas de personas y en la que participaron destacados líderes de la comunidad.
Entre ellos, uno de los portavoces de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), grupo mapuche de resistencia radical que se atribuye diferentes ataques, y lonkos (autoridades tradicionales) como Alberto Curamil, quien en 2019 fue condecorado con el premio Goldman, que reconoce al activista ambiental más importante de Centro y Suramérica.
Los congregados celebraron una ceremonia en el parque frente a la prisión de Temuco, sur de Chile, para pedir un régimen de visitas más flexible y el traslado de “los presos políticos” a una cárcel con otros miembros mapuches.
DESPLIEGUE DE FFAA. La controvertida decisión de recuperar el estado de emergencia fue anunciada el lunes por la ministra del Interior, Izkia Siches, quien se vio obligada a justificar una medida que durante meses criticó ferozmente, y que permite el despliegue de las Fuerzas Armadas para tratar de apaciguar la creciente violencia en la “zona macrosur”.
La propia ministra recibió advertencias violentas, en forma de disparos al aire, cuando hace dos meses viajó a la zona para entablar un diálogo con estas comunidades que reclaman el derecho a recuperar sus tierras, en manos de colonos y de empresas forestales extractivas que explotan bosques milenarios.
El domingo, y al tiempo que el Gobierno estudiaba la opción de decretar un “estado intermedio” para no repetir las medidas que criticó a su predecesor, Héctor Llaitul, uno de los líderes de la CAM, consideró que se trataba de una “nueva provocación” y llamó a alzar las armas.