En esta fase 1, del 4 al 24 de mayo, los sectores que fueron habilitados a operar son las industrias en general, talleres mecánicos, constructoras, servicios de delivery y de cobranzas, prestadores de servicios a domicilio como masajistas, peluqueros, jardineros, plomeros, pintores, abogados, entre otros.
Aunque aún está pendiente un informe pormenorizado de las autoridades sanitarias acerca del comportamiento ciudadano en esta fase 1, antes de dar paso a la fase 2 con la incorporación de mayores sectores, los registros oficiales sobre el control de la pandemia son esperanzadores. Hasta ayer, el Ministerio de Salud informó que el número de casos confirmados de coronavirus llega a 829, con 11 fallecidos, 230 recuperados y solo 11 pacientes internados. El dato más relevante es que los últimos casos detectados corresponden, en su gran mayoría, a personas que han ingresado desde el exterior, especialmente desde el Brasil, y que cumplen su cuarentena en los albergues.
Aunque la evaluación pueda ser auspiciosa, no se debe perder la necesaria prudencia. En ese sentido, existe mucha presión de parte de sectores económicos para que se adelante la apertura en la fase 2, que se inicia el próximo lunes 25 de mayo y se extenderá hasta el 11 de junio, de actividades que están prevista recién para la fase 3 (del 15 de junio al 2 de julio) y la fase 4.
Para esta segunda fase se tiene previsto habilitar a las tiendas comerciales de hasta 800 m2, excepto los centros comerciales o aquellos que compartan espacios comunes. También podrían realizarse deportes profesionales y eventos culturales, pero sin espectadores. Está prevista la apertura de oficinas corporativas y la construcción de obras civiles.
Es comprensible la necesidad de reactivar la economía, pero debemos mantener la prudencia, considerando que el Paraguay aún no ha alcanzado el pico de la pandemia y un paso en falso podría disparar el nivel de contagio, en medio de una infraestructura sanitaria que aún no está suficientemente preparada.
No cometamos el mismo error que se ha cometido en otros países, en donde un apresuramiento ante cifras optimistas ha llevado a relajar los controles, generando altos números de contagios, tal como ha sucedido en Santiago de Chile, en donde las autoridades han debido retroceder en su cronograma, estableciendo de nuevo la cuarentena total, o en el Brasil, en donde la falta de firmeza de las autoridades ha dado señales equívocas a la población, convirtiendo al vecino país en el tercero con más casos de contagios en el mundo y con un alto número de personas fallecidas.
Sería lamentable que lo que se ha logrado resguardar en materia de salud pública, gracias al sacrificio de la población, se pueda echar a perder por el apresuramiento de algunos sectores que insisten con priorizar la economía. Sigamos logrando la apertura de manera gradual, con esfuerzo, pero con seguridad.